Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. Isaías 22.22
Estamos entrando a un tiempo en Dios y solo en él, donde se abrirán puertas importantes en nuestras vidas, puertas que parecen inaccesibles, puertas de hierro; algunas de ellas a las que ya hemos renunciado o frente a las que nos sentimos llenos de frustración y hasta fracaso. Pues hoy nuestro Dios nos dice que es tiempo que esas mismas puertas que nos han causado dolor sean abiertas y NADIE las cerrará.
¿Queremos entrar por esa puerta que Dios ya abrió?
Hay una instrucción de Dios antes de pasar de un lugar a otro, del lugar en el que estamos al lugar que Dios ha dispuesto para cada uno de nosotros. Esa Instrucción esta descrita en la siguiente palabra:
Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. Hechos 12:10
Antes que Pedro pasara la puerta de Hierro, saliera a la ciudad y saliera a hacer para lo que fue hecho: Ser pescador de hombres; entonces, debió dejar atrás la cárcel en la que estaba. ¿Cuál es esa cárcel que no nos ha dejado pasar al lugar habitable que Dios tiene para nosotros? Llámese pasado, dolor, pecado, relación, actitud, pensamiento, etc. ¿Cuál es esa cárcel que no nos deja entrar por la puerta que ya ha sido dispuesta por Dios para nosotros?
Dios hoy nos invita a cerrar puertas y salir de cárceles, a poner distancia, separar, alejarnos, a morir a aquello que no nos permite entrar a aquel lugar diseñado amorosamente por Dios. Tu y yo sabemos cuál es o cuales son; es tiempo de obedecer la instrucción de Dios, de entrar a obedecer completamente a Dios y empezar a soltar definitivamente aquello que nos ha separado de su propósito y de su gloria.
Si quieres conocer más de esta palabra, haz clic en el siguiente enlace y disfruta de lo que Dios tiene para decirte hoy.
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