2 Timoteo 2:5-7 NBLA: “También el que compite como atleta, no gana el premio si no compite de acuerdo con las reglas. El labrador que trabaja debe ser el primero en recibir su parte de los frutos. Considera lo que te digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo.”
Lo primero que puedo pensar con esta carta de despedida del apóstol Pablo, es que a pesar de la noche más oscura por la que estemos pasando, siempre bajo el poder de la gracia de Dios vamos a ser útiles para el reino si para ello estamos dispuestos.
El apóstol estaba a la espera de su ejecución, pero el deseo de continuar la obra le impide detenerse en lamentos, el fruto del Espíritu Santo está vigente en su vida y en la fortaleza que recibe a través de la gracia de Dios, quiere pasarle la antorcha a su discípulo para que continúe la carrera, aún queda mucho por hacer y la obra no puede detenerse. Así que, utiliza tres metáforas para resaltar el sacrificio y compromiso que se requiere a la hora de seguir a Cristo: un soldado, un atleta y un labrador.
En estos perfiles podemos destacar tres aspectos importantes:
- Son esforzados, recordemos que las palabras iniciales de Pablo son “esfuérzate, o fortalécete” (v.1). Ningún soldado puede ir a la guerra sin antes haber recibido un disciplinado entrenamiento que requiere de mucho esfuerzo, los atletas necesitan entrenar muy bien su cuerpo para la competencia y el labrador necesita esforzarse para ver el fruto de su arduo trabajo, de lo contrario no habrá comida sobre su mesa. ¿En qué necesito ser más esforzado para Cristo?
- Son determinados, en ningún caso se puede lograr el objetivo sin antes perseverar en alcanzarlo. El esfuerzo debe ser constante, no sólo para iniciar la labor sino para mantenerse en ella, por eso debe ir acompañado de determinación, de una decisión personal para caminar hacia un propósito en el cual se debe perseverar hasta alcanzarlo. Ni las tropas enemigas, ni los obstáculos del camino, ni la espera para la cosecha pueden detenernos o hacernos desistir de nuestro objetivo. ¿He tomado la decisión de caminar en el propósito de Dios y perseverar hasta el final?
- Todos están enfocados en un objetivo. El soldado busca llegar ante su comandante para comunicarle que ha culminado con éxito la misión que le ha sido encomendada, el atleta tiene un único objetivo en su mente: la meta; en caso de abandonar la carrera o no pasar la línea de meta, será como no haber participado, y finalmente el agricultor tiene como meta la calidad y efectividad de su tierra para recibir el fruto de su trabajo. ¿Conozco el objetivo de mi vida en Cristo? ¿Estoy enfocado en él?
Así como hay variedad de dones y de ministerios, en la vida cristiana todos podemos trabajar desde un plano diferente, según el llamado y el propósito que Dios tiene con cada uno de sus hijos. Lo importante es que, para todos los casos, necesitamos ser esforzados, no sólo en nuestra preparación sino en nuestro andar en la fe, puesto que la vida cristiana lleva consigo luchas, retos y fuertes batallas para alcanzar la tierra que Dios nos ha prometido. Es necesario sacrificar muchas cosas, cada uno sabe qué, conforme a lo que Dios le ha pedido hacer, el punto es que todos necesitamos alcanzar un objetivo mayor y tenemos la plena certeza que “el Señor nos dará entendimiento en todo”.
Tiempo de Hablar con Dios: Amado Padre, gracias porque a pesar de no ser digno de nada me has llamado a servirte, tu deseo es que sea esforzado y determinado en todo lo que hago para alcanzar el galardón más grande y excelso que alguien puede imaginar, tu sonrisa, encontrarme contigo para adorarte por la eternidad, rendir cualquier logro y mis coronas a tus pies, porque no hay nadie más digno de gloria que Tu Amado Rey. Ayúdame cuando flaqueo, cuando me desanimo, si pasa por mi mente la idea de desistir, aleja de mí esos pensamientos y ayúdame a estar enfocada solo en Ti, Jesús, amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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