2 Timoteo 3:14-17 NBLA: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.”
Recuerdo una película llamada “Inception” o como se conoce en español “El Origen”, entre sus temáticas, desarrolla un concepto muy interesante acerca del poder de las ideas; y es que una vez que una se apodera del cerebro es casi imposible erradicarla, por eso mientras más se alimente y se le dé forma, más se aferra y se convierte en un factor determinante que rige las decisiones en la vida de una persona. En efecto, uno de los trabajos más arduos de Satanás a lo largo de nuestra existencia, es sembrar en nuestra mente la idea de la inutilidad de las escrituras.
Sobre el final de su carta, Pablo no quiere pasar por alto algo muy importante, ya le ha mencionado a Timoteo la importancia de vivir en la gracia poderosa de Cristo, siendo fiel a lo que se ha aprendido, evitando las discusiones sin sentido, pero confrontando la doctrina de los falsos maestros con la verdad de las Buenas Nuevas, donde la única autoridad para la vida del creyente es la palabra de Dios.
Las enseñanzas de los falsos maestros buscan “dividir” las Escrituras, entre lo que “sirve” y lo que no, lo que “aplica” y ya no, lo que “está vigente” y ahora “las cosas son diferentes”, lo que “puede ser creíble” y lo que no. Por eso Pablo recalca: TODA la Escritura, es decir, la Escritura es UNA SOLA, no se puede dividir porque TODA esta inspirada por Dios y TODA lleva a un mismo y único tema: CRISTO.
Por cuanto TODA es inspirada por Dios es útil, porque Aquel que hizo todas las cosas, SABE todas las cosas. Esta es la naturaleza de las Escrituras, vienen de Dios mismo, el Espíritu de Dios guío a diferentes hombres para escribir lo que el mundo necesita escuchar y saber, por eso es ÚTIL, porque revela todo lo que la limitada naturaleza humana necesita recibir ¿para qué?
Para enseñarnos. El hombre es un ser tripartito (alma, cuerpo y espíritu). Aunque ocupe su vida llenando de conocimiento su intelecto, necesita ser enseñado en la palabra de Dios para entender que su espíritu requiere de vida y ésta sólo está en Cristo. La fe viene por el oír y el oír la palabra, sin la enseñanza de la biblia, la revelación de Dios, ¿cómo puede ser enseñado en lo que no conoce? Esto simplemente refleja otra verdad, aquel que desconoce las Escrituras, carece de la revelación que viene de la fuente misma de todo conocimiento.
Para reprendernos. La biblia pone delante de mí las cosas con las que no estoy viviendo conforme a lo que hablo o pienso. La enseñanza que recibo es para hacerla vida en mí, cuando no existe esta coherencia, mi actuar tiene toda la desaprobación de parte de Dios.
Para corregirnos. Nuestra naturaleza pecaminosa ama que gobierne el hombre, bajo sus principios y criterios, la palabra de Dios nos advierte de este error y quiere que esa vida llena de imperfecciones sea perfeccionada en Cristo y encaminarla hacia un propósito eterno.
Para instruirnos en justicia. El término “paideia” (instrucción), muy utilizado por los griegos, tenía una connotación mucho más allá de la educación, significaba lograr ser un individuo educado. Entonces, Pablo la utiliza para mostrar el carácter formador de las escrituras, porque además de enseñarnos, cultiva en nosotros unas convicciones firmes en la verdadera justicia que es sólo a través de Cristo.
“Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma. No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan así mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia.” (Santiago 1: 21-25 NTV)
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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