2 Timoteo Volviendo a la Esencia

2 Timoteo 4:6-8 NBLA: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su Venida.” 

Casi llegamos al final de esta sentida carta que contrasta con la última etapa del camino ministerial del gran apóstol Pablo. Lo más especial de este momento, es que sus palabras más que dar tristeza, avivan el fuego en el corazón de cualquier creyente fiel que las lee, porque son el reflejo de alguien que tiene sentado en el centro de su vida a Jesús, que ha servido apasionadamente al reino y está listo para reunirse con Él.

Llega el tiempo de una pequeña evaluación personal, en la que su resultado es la satisfacción del trabajo realizado, y no sólo por haberlo hecho bien sino por haberlo culminado. Realmente, las decisiones que tomamos en el presente respecto a nuestra vida como cristianos, determinan nuestra evaluación final.

Es increíble que, en medio de circunstancias tan injustas, el centro de este mensaje es el brillo de la justicia de Cristo, el Juez justo, quien recompensa a aquellos que perseveran hasta el final anhelando verle y por quien vale la pena pelear la buena batalla. Sólo alguien que entiende cuál es su posición como pecador ante Dios puede enfocarse tan correctamente y ver la vida con todas sus dificultades como una “buena batalla”, recordemos que escribe desde la cárcel, criticado por otros, a punto de ser juzgado por llevar la palabra de Dios, sin embargo, la llama “buena”, no difícil, ni imposible o agotadora, no, ¡buena! Porque todo cobra sentido cuando la mejor recompensa será verle cara a cara, al Autor mismo de la vida y de la fe.

Sólo alguien bien orientado, ve la vida como una carrera en la que es necesario darlo todo hasta el final. Cuando el enfoque de mi vida es Cristo me ocupo en las cosas del reino, porque puedo descansar en que Él se ocupa de mí, por más injustas que sean las circunstancias que me rodean. Cuando el centro de mis pensamientos es Cristo, mi mayor anhelo es encontrarme con Él, ver al dueño de todo mi amor, mi inspiración, por eso me convierto en amante de Su venida.

Las palabras de Pablo deben retarnos a vivir una vida de entrega apasionada por Jesús. Si aún estamos enfocados en nuestras necesidades, debemos volver a la esencia. Sabes, he escuchado acerca de testimonios de cristianos en Afganistán, que ahora mismo se encuentran entre la espada y la pared, muchos de ellos piensan en retroceder pero otros están dispuestos a morir por el evangelio, mientras tú y yo, aquí viviendo cómodamente la vida cristiana, no guardamos la fe, sino que nos afanamos por cosas materiales, porque no podemos tener el control de algo, porque nos abruma no poder tener la libertad que teníamos antes de la pandemia, enfocados en lo que hemos perdido más no en lo que vendrá, en pelear la buena batalla y con el más profundo amor anhelar ver a Jesús, el Autor de nuestra fe.    

La esencia es algo que permanece, es invariable, sin ella no seríamos lo que somos. Volver a la esencia es entender mi identidad, es volver al Creador, volver a Cristo, para enfrentar y PERMANECER FIRME ante cualquier circunstancia frente a mí, por difícil que sea, la victoria está garantizada por Aquel que ya venció por mí, por eso es una buena batalla.

“Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero ustedes me verán; PORQUE YO VIVO, ustedes también vivirán.” (Juan 14:19 NBLA)

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)

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