Salmos 139:15-16 NBLA: “No estaba oculto de Ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, y entretejido en las profundidades de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos.”
Como vimos el día de ayer, tenemos la comisión de parte del Dueño del universo, de ser mayordomos de todo lo que nos ha sido entregado porque llegará el día en el que tendremos que rendir cuentas de cómo lo hemos administrado. Según la ciencia de la administración, la mayordomía es la ética de la gestión responsable de los recursos, lo que implica que, se según nuestra ética (costumbres, preceptos que rigen la vida), podemos ser buenos o malos mayordomos.
Un buen mayordomo es aquel que logra sacar el mayor provecho posible de todo lo que se le ha entregado, no sólo para sí, sino especialmente para Aquel a quien debe dar cuentas.
Entonces, de acuerdo con el salmo 139, la vida misma nos ha sido un regalo de Dios, un regalo que tiene muchos componentes importantes tales como: el carácter, los talentos, las habilidades, el alma, el cuerpo, el espíritu e inclusive el tiempo. Por tanto, la pregunta hoy es, ¿cómo estoy administrando el regalo de vida que Mi Dueño me ha dado? ¿estoy sacando provecho o maximizando la vida que Dios me ha dado?
“Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos. Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros mediante Su poder.” (1 Corintios 6:12-14 NBLA)
A la luz de esta palabra, evaluemos hasta el día de hoy, aquellas cosas y personas que nos restan y nos suman, esto es necesario para sacar utilidades y saber cuán lejos estamos de nuestra meta, ¿cuál? Respecto a nuestra vida, GUARDAR LA SANTIDAD. Jesús nos dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48).
Después de hacer un balance, es tiempo de tomar decisiones, esto hace parte de nuestro libre albedrío, del cómo estamos administrando nuestra vida. Entonces, ¿estoy permitiendo que mi carácter sea moldeado en la presencia y por la palabra de Dios? Si mi vida es como una vasija de barro, ¿en qué estado está? ¿deteriorada? ¿en obra negra? ¿restaurada, en proceso de restauración para ser decorada y llena por lo que Dios quiere depositar en mí?
¿Con qué estoy alimentando mi mente, mi intelecto? ¿en qué estoy invirtiendo mi tiempo? ¿qué me esta impidiendo tener utilidades respecto al tiempo que Dios me da cada día? Respecto a mis talentos y capacidades, ¿estoy creciendo? ¿estoy estancado o sin rumbo? ¿voy por el camino correcto, ese que me permite dar el 100% y sacar la máxima utilidad de mis talentos y dones?
Respecto a mi vida social, ¿de quienes me rodeo? ¿estas personas me edifican o me llevan a dañar mi testimonio? ¿cómo están mis prioridades? ¿hay alguien que se esté robando el centro de mi corazón?
Respecto a mi vida espiritual, ¿estoy cansado? Siento que ¿entré en monotonía? Pienso que todo es demasiado difícil de alcanzar, dices: ¡jamás lo voy a lograr! El secreto para sacar la máxima utilidad a nuestra vida está en JESUCRISTO, él es nuestro punto de partida. Para tener mayor rentabilidad en la vida no podemos guiarnos por lo que recibimos de otros, no podemos tener como modelo lo que otros nos han hecho, eso sólo hará que no avancemos. Necesitamos mirarlo a Él, y dar conforme a lo que Él nos ha dado, si invertimos en Cristo, Él puedo multiplicar y maximizar todo lo que ha puesto en nosotros.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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