Génesis 45:7-8 NBLA: “Dios me envió delante de ustedes para preservarles un remanente en la tierra, y para guardarlos con vida mediante una gran liberación. Ahora pues, no fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios. Él me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto.”
Según el diccionario secular, una reacción en cadena es un conjunto de acontecimientos provocados cada uno de ellos por el anterior, es cuando “algo” produce una secuencia de reacciones, lo que también conocemos como un efecto cascada.
Para ilustrar en el ámbito espiritual esta ley natural, la palabra de Dios nos habla de un hombre ejemplar llamado José, a quien conocemos como el mejor mayordomo que Potifar, oficial del Faraón y capitán de la guardia, pudo tener en su casa. Tan excelente fue su trabajo delegado que llegó a ser el gobernador de toda la nación de Egipto, por la excelencia de su labor “toda la tierra llegó a ser de Faraón” (Génesis 47:20), y cuando hubo hambre sobre la tierra, no faltó el sustento para preservar la vida de toda su casa.
José fue un hombre que a pesar de haber sido preso del odio de sus hermanos y vendido como esclavo por ellos (Génesis 37); lo que desencadenó en su vida una serie de injusticias que le causaron mucho dolor, supo sobreponerse ante la tempestad, esperando en el Señor y en Su presencia, la respuesta a su oración, la cual iba más allá de su imaginación porque escondía el propósito que Dios tenía para su vida. Es muy posible que la razón por la cual no ha llegado tu respuesta es porque hay un propósito extraordinario detrás de ella, en el momento perfecto de Dios lo entenderás, tal como le sucedió a José.
Entonces, así como el odio de sus hermanos le trajo una serie de consecuencias negativas, superior a esto, internamente en José pasaba algo que traería otra reacción en cadena mucho más poderosa y positiva sobre si, hasta cumplirse el propósito de Dios en él, ¿qué sucedió? Constantemente vemos en la vida de José una frase: “Pero El SEÑOR estaba con José…” este fue el éxito de su vida, sólo una persona con una relación profunda con Dios podría soportar tan fuertes injusticias, el dolor del rechazo y el odio de sus hermanos. Su relación con Dios fue el escudo que le ayudó a atravesar tan duras pruebas y a contrarrestar todos los planes del enemigo contra su vida y su integridad, haciendo un efecto cascada que lo llevó de gloria en gloria.
Como consecuencia de su relación con Dios José fue un buen administrador de su vida, el amor y temor hacia el Señor le impidió pecar contra Él. Y como aquel que es fiel en lo poco, Dios le da más, pasó a ser administrador de toda la casa de Potifar, luego de todo Egipto para finalmente descubrir que en Su obediencia Dios potenció cada uno de sus talentos por lo que terminó siendo también un excelente administrador del propósito de Dios para toda su casa y para toda la nación de Israel. Su comunión con Dios desencadenó una gran bendición: El Señor estaba con él, ese fue el secreto que maximizó todos los recursos que la vida le estaba dando, incluyendo sus dolorosas experiencias.
Fuimos creados para tener comunión con Dios, para estar con Él y adorarle. En la medida que estamos en Su intimidad, creyendo Su palabra, vamos a ser provistos de sabiduría para administrar nuestra vida, y cuando somos buenos administradores de nuestra vida, seremos buenos administradores del propósito de Dios.
Si somos buenos administradores del propósito de Dios, todas aquellas cosas dolorosas, fuertes y que estremecen nuestros cimientos, pasan a ser sólo son una herramienta para forjar nuestro carácter en este propósito, ayudarnos a estar listos para recibir la respuesta que esperamos y ver una gloria aún mayor.
“Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10 NBLA)
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
Leave a Reply