“Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” Mateo 25:24-30 RVR1960
¿Qué significa administrar bien los talentos?, esta poderosa parábola nos da la clave para comprender mejor lo que es una buena administración. Desde un análisis puramente financiero, según los historiadores, un talento de la época equivaldría a unos 6.000 denarios, y un denario, traído a valor presente estaría cercano a los 2 dólares americanos, esto quiere decir que según Mateo 25:14-30, el primero de los siervos recibió de su señor cerca de unos 60 mil dólares a valor presente, 24 mil dólares aproximadamente el segundo de los siervos y unos 12 mil dólares el tercero y último. Si tuvieses la oportunidad de administrar esos recursos indefinidamente, hasta que su dueño te pida cuentas, ¿Qué harías con ese dinero hoy?
El tercer siervo descrito en el pasaje tuvo un factor diferencial de los dos primeros: “el miedo”, en el cual intentó excusarse para disfrazar su negligencia, e incluso tratar de culpar a su señor de su improductividad: “te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” Mateo 24:24-25. Lastimosamente al ser invadido por esa sensación desagradable que provoca una percepción de peligro, real o imaginario; se sintió paralizado e inhabilitado para generar nuevas ideas, viendo los obstáculos del camino insuperables y deteniendo su andar hacía el propósito de su señor.
Amados, sin duda hemos sido dotados de bienes en todo sentido, espirituales, emocionales, físicos y materiales, lo cual indica la confianza que en nosotros ha depositado nuestro Señor Jesucristo, y aunque es una gran responsabilidad administrar aquello que le pertenece, tal realidad solo debe motivarnos a hacerlo con excelencia, amor y dedicación; y no a paralizarnos por el temor de equivocarnos. Es tiempo de luchar contra esa voz enemiga que nos habla de fracaso, pues lo único que busca es detener nuestro andar hacia el propósito que tenemos en Cristo Jesús.
Administrar los talentos implica sacar el mejor provecho de ellos, es entender que el respaldo de Dios está con nosotros, es ir combinando los recursos en aras de un bien colectivo anteponiendo siempre las decisiones, sean estas físicas o espirituales, al aval de Dios y su ley de amor, procurando siempre la prosperidad de los muchos, combinando los recursos que por el camino se van adhiriendo y que permiten que los talentos vayan creciendo; al igual que en la parábola descrita, pues el primer siervo multiplicó lo recibido de 60 a 132 mil dólares de hoy, en vista a que lo que se reservó el último también le fue entregado a él: “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” Mateo 25:28-29 RVR1960
Padre, te damos gracias por permitirnos comprender que tan solo somos administradores de los recursos que nuestro Señor nos ha encomendado, te rogamos Señor poder escuchar de Tú boca, el día de nuestra entrega de cuentas, la frase que reposa en Mateo 25:21 que dice: “buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”, hoy tomamos de ti, de tu amor, de tu generosidad para que colmes nuestras vidas de tu plenitud. Te lo pedimos en el Nombre del Señor Jesús. Amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (FJCG)
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