“Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume. Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume.” Lucas 7: 37-38 (NTV)
“llevó un hermoso frasco de alabastro” …
Cuando hablamos del marketing de un producto es necesario pensar en la importancia de su empaque, ¡la gente debe querer tu producto solamente viendo su presentación! Algunos pensamos, de acuerdo con el empaque es el producto, y este se convierte en un factor importante a la hora de hacer compras, especialmente cuando de un regalo especial se trata. Cuando queremos sorprender a alguien nos preocupamos por cada detalle y si es algo que realmente nos ha costado dinero, no queremos que el empaque opaque la importancia de nuestro regalo, sin duda un regalo valioso requiere una hermosa presentación.
María, escuchó de la visita de Jesús y puedo imaginar que su mente empezó a dar vueltas pensando ¿qué puedo darle para mostrarle lo importante que es para mí y honrarle? No sabemos cuánto tiempo estuvo recorriendo uno y otro lugar, dando vueltas en casa pensado en el regalo perfecto, hasta que lo vio un hermoso frasco de alabastro, delicado y de gran valor, sin duda era el empaque perfecto para un regalo realmente valioso. La Biblia nos dice: “porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo” (1 Corintios 6:20 NTV). Somos el empaque de un contenido (nuestra alma y espíritu) tan valioso por el que Jesús mismo pagó un alto precio, Su sangre. Cada uno de nosotros, somos un regalo preparado y a la espera de ser entregado para honrar al que con su vida pagó el precio por él. ¿Cómo cuidas el empaque de tan valioso regalo?
¡Cada parte de nosotros es un instrumento de honra para Dios, aún nuestro cuerpo!
David, un ejemplo de adorador, entendió esta verdad: “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” (Salmos 139:13-14 NTV)
Adoremos juntos, Amado Dios, gracias porque dedicaste un momento en tu eternidad para formarme y ¡cuán hermosa es tu obra! Porque todo lo que haces es hermoso, ayúdame a honrarte con todo lo que soy, perdóname si no he sido el (la) mejor administrador (a) de este precioso empaque que creaste, hoy quiero entregarte mi vida en agradecimiento y rendirte todo lo que soy, para que me des vida y reines en mi porque fui creado para Ti. ¡En el nombre de Jesús, Amén!
KPMR – Casa de Refugio
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