ADORACIÓN EXTRAVAGANTE 31-07-20

ADORACIÓN EXTRAVAGANTE 31-07-20

“Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume. Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume.” Lucas 7: 37-38 (NTV)

se arrodilló detrás de él a sus pies… No cesaba de besarle los pies” …

A veces las palabras sobran, no puedes mirar a los ojos a la persona que amas y le has fallado, sólo te resta pedir perdón entre el silencio y una actitud de arrepentimiento… quizá más de una vez nos ha pasado.

María sentía tal vergüenza de su “mala vida” que no pudo ver el rostro de Jesús, sólo encontró un lugar para entregar un regalo tan hermoso, a sus pies. El significado de “adoración” tanto en el hebreo como en griego es: postrarse o inclinarse, haciendo alusión a la devoción hacia alguien muy superior que está delante de ti. Y extravagante, nos habla de algo que está fuera de lo normal o de lo común y es excesivamente original. Ahora bien, estas dos palabras definen con precisión este momento, porque a pesar de la culpa que cargaba (su pecado) María realmente ofreció una adoración extravagante; es decir, su devoción fue excesivamente original para mostrar su arrepentimiento ante su Salvador. A diferencia de todos los que se encontraban en la casa ella no sólo escogió el mejor lugar a los pies de Jesús, sino que se ocupó de lo que era realmente importante ¡adorarle! Los demás que permanecían allí, estaban ocupados juzgando la actitud de Jesús hacia una mujer de mala reputación.

Es tiempo de ocuparnos en El “porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7 RVR1960), no hay nada que se salga de su control, ocupémonos en lo que le da sentido, valor y dirección a nuestra vida: adorarle. Cuando tenemos un encuentro verdadero con la cruz no nos queda otra opción distinta a rendir una adoración extravagante, porque a sus pies quebramos nuestro ser y su mirada está puesta en nosotros.

Es tal el amor y el perdón que encontramos en la cruz que “no cesamos” de adorarle, de perfumar sus pies. 

Amado Rey, hoy reconozco que la cruz es la llave que me permite cada día entrar a Tu presencia y reconocer Tu amor inagotable. Porque sólo Tu amor me ha visto con tal valor, que hiciste un plan perfecto para rescatarme y darme vida. Todo lo que tengo y lo que soy lo rindo a Ti, porque dejaste Tu trono, Tu gloria y majestad para humillarte al hacerte hombre. ¿Quién soy yo para que hayas dado todo por mí? Gracias, porque en Ti tengo perdón y salvación, me rindo para que hagas Tu voluntad en mí, no quiero dejar de perfumar Tu habitación con mi adoración, ¡esa es la razón de mi existir! Amén.

KPMR – Casa de Refugio

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