Amar su Obra es Obedecer
Hechos 10 34-35 RVR1960: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”.

La palabra de Dios hoy nos recuerda que Él no tiene preferencias con sus hijos y que, además en esta vida, tendremos al menos una oportunidad de escuchar el evangelio del perdón y la reconciliación que nos llevará a ser salvos. Sin embargo, nos advierte que Dios ama a todos los que le obedecen y también a los que tratan bien a los demás y se dedican a hacer lo bueno sin importar donde están.
Aquí, el discípulo Pedro atiende, por petición del mismo Dios, una invitación que le hace Cornelio, un gentil; es decir, un no judío de la época, que anhelaba conocer más de Jesús.

Lucas, el autor de Hechos, se percata de incluir en esta escritura, que la reacción de Pedro no fue la mejor, sin lugar a duda hay una enseñanza. Pedro pensaba que Cornelio, no merecía la salvación, hasta ese día reservada solo para el pueblo escogido.

Pero Dios iba a abrir la puerta para que a partir de ese momento y hasta hoy todos los no judíos, incluido usted y yo pudiéramos, creyendo en Cristo Jesús, también ser salvos.

Para que el evangelio fuera predicado por primera vez al pueblo no judío se necesitaba que Dios preparara el corazón del judío que debía cumplir esta misión, es decir, Pedro y de los no judíos como Cornelio a quien Dios, sin ser cristiano le había dado una revelación. ¿Es esto posible? Las escrituras lo confirman, dondequiera que haya una persona que busque a Dios, así como lo buscó Cornelio su oración puede ser escuchada.

¿Alguna vez hemos sentido que alguien no es merecedor del amor de Dios? ¿Alguna vez nos hemos visto reprochándole a Dios su amor por los que consideramos, no lo merecen?

Dios es un Padre que nos da segundas oportunidades todos los días como muestra de su amor y misericordia y es esa misma misericordia la que nos beneficia cuando hemos decidido rebelarnos contra una segunda oportunidad a quienes consideramos in merecedores de su amor.
En ese orden de ideas, como hijos de Dios, seguidores de Cristo e imitadores de su vida debemos reflejar su amor con nuestro prójimo independientemente de sus creencias, debemos procurar ser los muros por los que otros puedan escalar para llegar a Cristo y no convertirnos en barreras que rechazan al que necesite de la buena noticia de la salvación.

La obra no depende de nosotros, no es nuestra, de principio a fin es de Dios y Él es soberano en hacerla incluso en personas que no están en nuestro circulo de aceptación. Debemos aprender a confiar en su sabiduría y amor que se extiende a todas las personas sin importar su pasado.

Hoy es un buen día para alegrarnos por el arrepentimiento y perdón de los que alguna vez pensamos que eran indignos de recibirlo.
Hoy hay una nueva segunda oportunidad para alguien de pertenecer a la familia de Cristo, no seamos piedras de tropiezo en los propósitos celestiales, sino que busquemos siempre reflejar la misericordia que alguna vez Él tuvo con nosotros.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GV)

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