Romanos 14:19 RVR1960: “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz, y a la mutua edificación”.
Todos los cristianos por igual debemos procurar el carácter de Cristo, pero los procesos son individuales y las debilidades también. Pablo lo sabía, por eso afirma que lo que para uno es importante para otro no, lo que es caída para uno, para otro no, y que el otro no tenga nuestra misma concupiscencia no refleja que tan buenos cristianos somos o que tanto amamos a Dios.
Nuestro comportamiento como cristianos no debe ser motivo de juicio entre hermanos porque no hay entre nosotros uno perfecto diferente a Cristo, tampoco debemos buscar parecernos al otro, nuestro modelo a seguir siempre debe ser Jesús. Pablo resume la falta de amor y misericordia entre hermanos diciendo que el reino de Dios no es comida ni bebida, lo importante es hacer el bien y vivir en paz. No es lo que ponemos en la mesa lo que habla de nuestro amor por Dios sino lo que hay en nuestro corazón, que solo Él puede ver.
Puede ser nuestro día a día un acto de adoración a Cristo, podemos inspirar a los que vienen detrás, podemos guiarlos a la verdad, pero sólo si lo que hacemos está revestido de amor. Si el juicio, la soberbia y la superioridad moral es lo que nos mueve a servir a Cristo, entonces no estamos llevando la verdadera cruz porque lo que Él nos enseñó habla de amor, misericordia y humildad.
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie. (1 Corintios 13: 2-4)
Oremos para que Dios nos permita ver a los demás con sus ojos y ser reflejo siempre de su amor.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GV) #mimetaescomprender
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