El inicio del presente aparte bíblico me impactó: “No permitan”, eso me ha llevado a reflexionar en que a pesar de como beneficiario de la poderosa obra de nuestro Señor Jesucristo en la cruz soy libre de la cadena del pecado, pues ya no me puede esclavizar, mi parte es no darle al pecado mi consentimiento para que me ate, es decir, que cada vez que caigo en pecado es porque de alguna manera transigí, toleré, admití y cedí a las tinieblas en mi vida.
Mirando lo anterior, es entonces lógico pensar que mi voluntad juega un papel determinante para gozar o no de la libertad que fue pagada en la cruz del calvario, mi determinación a no dejar que el enemigo use parte alguna de mi ser para servir al pecado y no a mi Salvador.
Los que me conocen ya saben que soy un hombre de fórmulas, me gusta tener una guía práctica que me indique como ejecutar una instrucción, y este pasaje la tiene claramente, porque solo hay dos opciones o me entrego completamente a Dios o aquello que no se haya rendido dará la pelea para ser un instrumento del mal. Debo reconocer que antes no pensaba así, pues consideraba que con que las buenas obras fueran mayores que las malas era suficiente, pero la verdad de las escrituras es contundente y antes por estar muerto era que pensaba de esa manera, ahora que estoy vivo en Dios mi vida es nueva y eso implica batallar sin descanso, cada día de mi vida, para que ningún deseo pecaminoso me controle, pero la manera es por medio de la consagración de todas mis áreas, una a una.
Iglesia, que la gracia del Señor nos levante como aquellos que no permiten que el pecado halle nido en sus vidas, que seamos de los que viviendo en una entrega total a Dios disfrutemos de todo lo nuevo que para nosotros Él ha preparado.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio.
Leave a Reply