Isaías 55:6-13 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída”
No existe en la tierra un momento más sublime que aquel cuando renunciamos al pecado, cuando renunciando a nuestra propia maldad, optamos por los caminos de Dios, cuando hacemos de su Palabra verbo, siendo esto claramente resultado del mover del Espíritu Santo en nosotros; Siendo allí cuando empieza nuestra verdadera vida, pues es el encuentro con nuestra esencia divina y el hallar a Dios una realidad.
Cuando el pecado es perdonado, el triunfo de la cruz se hace tangible para nosotros. La Biblia ensena que es tal el gozo que Dios otorga a sus redimidos, que hasta la naturaleza misma se impacta dando señal de alabanza por medio de cantos y aplausos, tal como lo expresa Isaías en el mencionado aparte Bíblico: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado (…) los montes y los collados levantarán canciones delante de vosotros y todos los arboles del campo darán palmadas de aplausos”. Cuando nos arrepentimos de corazón, cuando buscamos a Jehová y le hallamos, allí, en ese aspecto de nuestras vidas donde alguna vez crecía zarza, empezará a crecer ciprés, en lugar de ortiga crecerá arrayán; donde había maleza abundará la cosecha, fruto del bueno que jamás será arrancado.
Es la hora de sintonizarnos como nunca antes con el concierto de Dios, estamos siendo afinados en tono de diapasón, en “La” esa nota que nos permite ser un instrumento divino, junto con la naturaleza, todo lo habido y moldeado por la mano de nuestro Padre. Cuando optamos por la obediencia caemos en el tiempo perfecto acorde al pentagrama de Dios, haciendo parte de la armonía perfecta que solo Aquel que creo los cielos y la tierra con el poder de su palabra puede hacer.
Reconciliémonos con Dios, busquémosle hasta hallarlo con un corazón arrepentido y así, darle paso al verdadero deleite, ese que proviene de agradar a Dios, de la interpretación del instrumento de nuestra vida sin las notas discordantes del pecado.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio FJCG
Leave a Reply