Bendice Alma Mía al Señor
Salmos 103: 1-5 NTV: “Que todo lo que soy alabe al Señor; con todo el corazón alabaré su santo nombre. Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila!”

Alabar es expresar una  valoración positiva o celebrar las bondades de alguien o algo, generalmente con palabras. Es dar gracias y honor a aquel que es digno de alabanza. El libro de los Salmos es una colección de poemas y cánticos llenos de alabanza y adoración a Dios. En este Salmo, David está hablando consigo mismo y exhortándose así: «Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios
 
Es importante hacernos conscientes de la posición que tiene Dios en nuestra vida. Él debería tener la más alta prioridad en cada uno de nuestros pensamientos, y que esos pensamientos estén llenos de alabanza y gratitud para Aquel que desde el principio nos ama con amor eterno. Generar en nosotros un espíritu de gratitud hacia Él será fácil siempre y cuando nos recordemos a nosotros mismos, diciéndole a nuestra alma, que ¡Él es Dios!
 
David inicia su alabanza recordando las bondades de Dios:
·        Su Perdón: Dios perdona todos nuestros pecados, Salmo 103:3: «No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades» 
·        Sanidad: Dios «sana todas tus dolencias» (v.3) porque Jesús en la cruz, cargó por cada una de ellas.
·        Redención: Dios «rescata tu vida del sepulcro» (v.4a). No hay un abismo tan profundo que la redención de Dios no pueda alcanzar.
·        Amor: Dios «te cubre de amor y compasión» (v.4b): «Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra» (v.11).
·        Provisión: Dios te da lo mejor  «Él colma de bienes tu vida» (v.5a).
·        Fortaleza «¡me hace fuerte como las águilas!» (v. 5b).
En 1 Pedro 1:3, el apóstol escribe a un grupo de cristianos afligidos y perseguidos: “¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!”  Él sabía que la única clave que revoluciona la fe es la alabanza. Entonces, ¿cuáles serían las cosas por las cuales alabarías a Dios hoy? Quizás puedes pensar en quién es Dios. Enumera las bendiciones que prueban que Dios es digno de alabanza. Toma el tiempo para alabar a Dios hoy, y verás que no solo tu Padre se sentirá conmovido, sino también tu corazón. Es posible que en este momento no lo sientas cerca, o pienses que está lejos, por tu situación actual. Pero Él está siempre presente, cercano, porque ¡su misericordia no cambia! Recuerda, en este mes ¡Tu meta es alabar!

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)

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