“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1 RVR95)
¿En qué esperamos cuando tenemos Fe? ¿En las promesas que Dios nos ha dado o en lo que pensamos que es nuestro derecho? ¿De dónde salieron nuestras expectativas, de lo que Dios habló a nuestra vida o de lo que creemos Dios está en la obligación de darnos por ser sus hijos?
La palabra de Dios está llena de promesas, todas sin lugar a dudas para el bien de sus hijos, pero también nos dice que pedimos y no recibimos, porque pedimos mal (Santiago 4:3 RVR95), y Pablo nos pone en claro que no sabemos pedir como conviene (Romanos 8:26 RVR95). Esto me lleva a otra palabra “hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte.” (Proverbios 14:12 RVR95). Si, Dios en su inmensa misericordia no nos da lo que queremos sino lo que sabe que no nos va a matar ya sea espiritual o físicamente.
Recuerdo un viejo dicho de las abuelas, “No le des a un hijo todo lo que te pida, que te lo tiras” ¡nada más cierto! una persona que recibe todo lo que pide fácilmente se vuelve ingrato, pierde el valor de lo que tiene y perfectamente lo puede desechar sin mayor importancia, la naturaleza humana es así y creo firmemente que muchas veces el Señor no nos da lo que queremos en el momento en que lo queremos porque no estamos preparados para valorarlo.
Dios nos quiere bendecir con aquello que deseamos cuando estemos preparados para tenerlo, y seguirlo mirando a Él, si es para alejarnos de Él y de su propósito en nuestras vidas no nos lo dará y no porque no nos ame, ¡al contrario! porque nos conoce y nos ama. Fe no es declarar que se cumpla en nosotros lo que no es la voluntad de Dios, no es esperar un propósito diferente al diseñado por Él.
No culpemos a Dios por las expectativas que en nuestra carne hemos alimentado. Darnos algo que queramos sólo por cumplir nuestros caprichos, sería como darle una patineta a un niño de un año que apenas comienza a caminar y esperar que reciba el golpe, eso es cruel y los que somos padres sabemos lo que significa proteger a nuestros hijos de aquello que no conocen, pero que es un peligro inminente para sus vidas. Él como nuestro Padre, quien nos hizo, conoce el estado de nuestro corazón y la motivación que hay en cada cosa que anhelamos, a Él no lo podemos engañar y lo que nos da es básicamente lo que necesitamos recibir para cumplir Su propósito, ni más ni menos.
La invitación hoy es a aceptar su voluntad con amor, por ser buena, agradable y perfecta. PERFECTA significa que no hay nada MEJOR para nosotros que su voluntad. Sus promesas son un SÍ y un AMÉN en el tiempo de DIOS, en el Kairós, el momento adecuado y oportuno.
“La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.” (Proverbios 10:22 RVR95)
GVO – Casa de Refugio
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