Éxodo 15:19-21 RV1960: “Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; más los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar. Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete”.
El inicio de este capítulo nos relata la historia del pueblo de Israel cantando con entusiasmo por una gran victoria, sin embargo, solo unas horas antes de tal acontecimiento, estaban quejándose y protestando del otro lado del Mar, tanto así, que su deseo era regresar a la esclavitud de Egipto. Llenos de temor le decían a Moisés: «¿Acaso no había sepulcros en Egipto para que nos sacaras a morir en el desierto?» (Éxodo 14:11).
Muchos nos hemos sentido identificados con este momento, cuando en medio de una tribulación, pensamos y sentimos que no saldremos de ella, a pesar de las promesas recibidas, dudamos, y cuestionamos incluso el poder de Dios, manifestando abiertamente ante el mundo que esa promesa no se cumplirá.
En la carta a los Hebreos, capítulo11:29 dice: «Por la fe pasaron el mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados«. ¡Fue “por la FE” que los israelitas cruzaron el mar Rojo! ¿Pero, por la fe de quién? No fue por la fe de ellos, porque como lo mencioné anteriormente, habían cuestionado y protestado, incluso no tuvieron ninguna fe hasta que atravesaron el mar. Fue por la fe de Moisés quien había extendido su mano sobre las aguas del Mar Rojo. Él fue quien los guio para que llegaran a la otra orilla, incluso fue quien elevó una canción de liberación, solo hasta ese momento el pueblo había visto la salvación provista por Dios. ¿Sabes qué es lo más hermoso de todo esto? que, aunque nuestra mente nos traicione y en algún momento dudemos, El Espíritu Santo es el que nos une a Cristo y logra que lleguemos a ser uno, es quien nos ayuda en nuestras debilidades, incluso cuando No sabemos qué pedir, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Así como le sucedió a Israel, esclavo en Egipto, Él es quien nos ha rescatado de la esclavitud y de la oscuridad, quien nos ha conducido a través del Mar Rojo, y quien nos dio liberación, salvación y redención. No tengamos miedo de enfrentar un futuro incierto, más bien démosle gracias a Dios porque su amor y su protección estarán siempre presentes. ¡Hoy, te invita a reavivar tu fe, incluso sin haber visto la promesa cumplida, alábale y cántale porque te llevará a un lugar seguro donde tu victoria será dada por Él!
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KGD)
#mimetaesanimar
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