Recientemente hablaba con una persona y le decía, siento que a muchos nos toca remar el doble para poder si quiera acercarnos al otro lado, pareciera que entre más remamos más lejos estamos de llegar. Y aunque a veces esto parece una realidad, lo cierto es que ningún esfuerzo es en vano cuando Dios dirige todos nuestros planes.
Salmos 127 nos enseña un principio fundamental para la vida, Dios debe estar presente en todo, en el antes, el durante y el después. Muchas veces lo involucramos en nuestros planes y proyectos hasta que, como dicen coloquialmente, ya tenemos el agua al cuello, en esos momentos recordamos que Dios no estuvo presente en el antes sino que sencillamente hicimos lo que queríamos hacer y ahora vivimos esas consecuencias. Por eso el salmista nos dice, si Dios no está presente dirigiendo tu vida, estás perdiendo el tiempo, estás trabajando en vano, aunque seas precavido, aunque procures tomar el mejor camino, no sirve de nada si él no tiene el control.
Mi oración hoy para mi familia, para usted y para mí, es que tengamos conciencia de nuestra necesidad de ceder el control y roguemos al Espíritu Santo porque sea un hábito para todas las decisiones de nuestra vida. Entregar el timón de nuestra barca, hacerle el director de nuestros proyectos, no sólo involucrarlo; sino que sea Él quien tome las decisiones, quien planee, quien provea para ejecutar y quien evalúe.
Que nosotros estemos ahí, tomando nota de todos los detalles que él quiere y ejecutando todo lo que él ordena; sólo así, seremos prosperados y obtendremos buenos frutos en todos los roles de nuestra vida.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KMR)
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