Génesis 1:27-29 NBLA: “Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueva sobre la tierra”. También les dijo Dios: “Miren, Yo les he dado a ustedes toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto les servirá de alimento.”
Desde el inicio de la fundación del mundo, el hombre ha tenido un lugar de honra sobre toda la creación, Dios le dio propósitos específicos de gran alcance que definen su relación con Él, pero sin dejar de lado su libre albedrío. Desde el libro del Génesis hasta el Apocalipsis, vemos al hombre como administrador de todo lo que Dios, el Elohim, en Su soberanía y gracia le ha concedido.
“Tú le haces señorear sobre las obras de Tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies: todas las ovejas y los bueyes, y también las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar, cuanto atraviesa las sendas de los mares.” (Salmos 8:6-8 NBLA)
Según su significado bíblico, un mayordomo es aquel que ejerce las funciones de superintendente y administrador principal de una casa, en nombre del amo. Una ilustración clara de esto la tenemos unos capítulos más adelante con José, quien es nombrado mayordomo de la casa de Potifar (Génesis 39:4).
Ahora bien, ¿qué tiene que ver la mayordomía con cada creyente?, ¡mucho! Porque el pasaje de hoy nos revela que desde el inicio Dios le delegó al hombre el cargo de administrador de toda su creación, y sabemos que aquellas cosas que tienen que ver con Adán y Eva, tienen que ver con toda la humanidad; es decir, que tú y yo somos administradores o mayordomos de Dios, este era el plan desde un inicio. Aunque el hombre al caer en pecado, le cedió la autoridad que tenía para ejercer dominio sobre la creación a Satanás, no perdió su comisión como administrador.
Pedro dice: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10 RVR95) y en palabras de Pablo: “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” (1 Corintios 4:1-2)
Primordialmente hay tres connotaciones que debemos tener en cuenta, la primera es que cada creyente es mayordomo o administrador nombrado por Dios. Si todavía divagamos en cuál será el propósito de nuestra vida, la biblia hoy nos tiene una noticia, ¡tenemos trabajo! Un trabajo celestial, que no hace acepción de personas, para este cargo no hay perfiles específicos o inalcanzables, TODOS aplicamos de antemano.
Segundo, el que sirve como mayordomo lo hace en nombre del dueño de la casa; es decir, somos mayordomos de Dios, por tanto, necesitamos reconocer que TODO viene de parte de Dios, le pertenece a Él; la tierra y todos sus frutos; o sea el lugar donde habitamos, todos los alimentos, el aire que respiramos, el tiempo, la vida misma, o sea los seres humanos (tus hijos, tus padres, tu pareja…), los talentos, las oportunidades, TODOS los recursos vienen de él y deben ser para Su gloria porque Él los hizo, es el único Dueño, entonces, ¿realmente somos conscientes de que no somos dueños de nada? ¿reconocemos que todo lo que tenemos le pertenece al Señor y lo honramos con lo que por Su gracia administramos? ¿cómo lo honramos? ¿cómo estamos administrando CADA UNA de las cosas que vimos anteriormente?, incluyendo las personas…
Finalmente, hay un principio en nuestro cargo y se llama rendición de cuentas. Sí, tenemos libre albedrío, somos libres de escoger qué hacemos y cómo lo hacemos, PERO recordemos que, como herencia desde Adán, tenemos un cargo con unas responsabilidades. Afortunadamente, por Su gracia y misericordia nunca es tarde para reconocer y ejercer nuestra mayordomía con la guía del Espíritu Santo, porque solos no podemos, pero Dios nos ha provisto de lo necesario, como vimos, le ha dado a cada uno según el don que ha recibido. Oremos porque seamos dignos mayordomos de todo lo que Dios nos ha entregado.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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