“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40:29-31 RVR1960)
A menudo encontramos en la palabra de Dios pasajes donde se hace un símil de ciertos animales, bien sea con características específicas de nuestro carácter, como la oveja, o con cualidades que necesitamos aprender y seguir, como las hormigas, o fortalezas que son dignas de imitar porque fueron rasgos que Dios puso a su creación para que aprendamos de ellas, como las águilas.
La palabra de hoy es muy conocida por todos, es de esas escrituras que escuchamos seguido en las congregaciones y en muchos contextos espirituales, porque levanta la fe y trae un verdadero aliento en momentos en los que sentimos que las fuerzas faltan y queremos botar la toalla, en momentos en los que estamos ocupados en la obra y necesitamos reposar en Dios. ¿Cómo podemos levantar las alas como las águilas?
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas…”
El único esfuerzo inicial del águila es para despegar. Una de las bendiciones del libre albedrío es que siempre tenemos la libertad pero la responsabilidad de decidir. Necesitamos fijar una trayectoria y levantar vuelo; es decir, necesitamos fijar nuestra trayectoria en el propósito de Dios para este tiempo y disponernos para levantarnos y tomar vuelo hacia las corrientes de aire de su Espíritu, de tal forma que podamos dejarnos llevar por ellas. Este es nuestro llamado hoy: entra a su presencia para levantar el vuelo.
El águila emprende vuelo en soledad. En esto aprendemos dos cosas: primero: nunca he visto un video de otras águilas empujando a una para que pueda volar, ella lo hace en soledad. Como vimos en días pasados, uno de los hábitos de Jesús era aislarse para pasar tiempo con el Padre, pues aquí necesitamos ponerlo en práctica. Sólo en la presencia de Dios podemos dejar de lado las cargas y todo aquello que nos impide extender las alas y disfrutar de su paz para volar: “Venid a mí (Jesús) todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28) Nada ni nadie podrá impedirnos emprender vuelo con la fuerza que recibimos sólo al encontrarnos en Su presencia.
Segundo: el iniciar vuelo para remontarse a las alturas implica abandonar la tierra; es decir, como dice la canción, el mundo atrás quedó, no podemos cargar con el pecado, no podemos cargar con toda la suciedad del mundo porque sencillamente no hay lugar para ello en las alturas, necesitamos estar ligeros para volar. Las tribulaciones, el dolor, los enemigos, la lucha por una causa justa se quedan y mientras tanto, disfrutamos de las alturas en la presencia de Dios, El actúa, el Espíritu Santo trae vindicación y vamos a tener Su Perspectiva para ver las cosas, como El las ve, en tierra no vemos salida, nos sentimos ahogados por las dificultades, el futuro se ve sin esperanza, pero desde las alturas, desde Su presencia, tenemos una panorámica completa de las circunstancias y podemos descansar en la brisa del Espíritu mientras El obra.
Cuando el águila se remonta a las alturas disfruta sostenida por la brisa y sólo allí está más cerca del sol. Una vez se encuentra en las alturas, el águila no necesita esforzarse, sólo confiar. Mientras decidimos remontarnos a las alturas, El Espíritu Santo nos sostiene y el sol de justicia brilla sobre nuestra vida, necesitamos confiar y andar en fe: “Mas para vosotros, lo que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación…” (Malaquías 4:2)
Tiempo de Hablar con Dios: Amado Señor, hoy decidimos levantarnos para buscar Tu presencia, queremos volar a tus alturas para disfrutar del viento de Tu Espíritu Santo dirigiendo nuestra vida, queremos dejar atrás todo peso y todo aquello que nos impide el gozo de Tu presencia, queremos ver lo que tú ves, confiados en tu poder y en tu soberanía sobre nosotros, en el nombre precioso de Jesús, amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
Leave a Reply