Jeremías 31:31-33 RVR95: “Vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día en que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”
Jeremías era un sacerdote hebreo, considerado como el mensajero de la justicia y la gracia de Dios, un profeta para el pueblo de Israel y para las naciones, el encargado de revelarnos en el Antiguo Testamento la constitución de un Nuevo Pacto. En medio de un mensaje lleno de esperanza para los israelitas, dejar ver una de las verdades más profundas frente al pacto de Dios con la humanidad.
Quizás nos estemos preguntando, ¿qué tienen que ver los Dos Pactos con la característica que desarrollamos esta semana de la Biblia, como un libro COMPLETO, que no requiere añadir o quitarle algo? ¡Mucho! Veamos, el significado de completo: “que tiene todas las partes, elementos o fases que lo componen; o que cumple todos los requisitos para ser perfecto.” Entonces, puesto que Dios desarrolla la idea de Su Pacto con la humanidad a través de todo el Antiguo y Nuevo Testamento, a través de los profetas y luego mediante la palabra inspirada dada a sus apóstoles y demás autoridades que sirvieron de instrumento para plasmar Su palabra; caminar entre los dos pactos es ver el reflejo de uno en el otro, es descubrir que Uno solo es el que inspira a tantos y que, entre sí, cada libro de las escrituras esta dado o vinculado con una relación de redención para el hombre, por tanto, no necesita añadírsele o quitarle nada.
“Vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto… Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”
Jeremías viene desarrollando una promesa dada a Moisés (Deuteronomio 30), donde Dios promete renovar el pacto con su pueblo después del exilio y transformar el corazón de Israel. El Antiguo Pacto escrito en piedra (Éxodo 31:18; 34:28-29) ahora sería escrito en sus corazones. Jesús, vino para cumplir la ley y establecer el Nuevo Pacto, lo selló con su sangre, podemos hacer parte de él a través de nuestra fe en Su obra. Jesús lo confirmó: “De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: -Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” (Lucas 22:20). Pablo ve la institución de la Cena como el establecimiento de un Nuevo Pacto (1 Corintios 11:25).
Entonces, la palabra de Dios está COMPLETA cumple todos los requisitos para ser perfecta, nos explica de principio a fin el Antiguo y Nuevo Pacto (Testamento).
Dios ha cumplido, no ha faltado a ninguna de sus promesas, por tanto, ¿estamos nosotros también completos en Cristo? ¿Su ley, Sus preceptos, Su palabra esta hoy en nuestra mente y escrita en nuestro corazón? No podemos fraccionar lo que Dios nos ha dado porque NOS LO HA DADO TODO. La palabra de Dios no está ajustada a nosotros, a nuestros pequeños pensamientos y raciocinios, está perfectamente alineada con lo que necesitamos, con JESUCRISTO.
Dios no deja nada inconcluso ni incompleto, necesitamos tener un corazón transformado por Dios, depositemos nuestra fe en Jesús y Su obra en la cruz para entrar en el Nuevo Pacto y ser perfeccionados cada día en Él, amemos Su palabra y meditemos en ella, aferrémonos a Su promesa hoy: “Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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