Apocalipsis 3:18 NBLA: “Te aconsejo que de Mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos y que puedas ver.”
Uno de los sueños que muchos tenemos en común es conocer Dubái, la grandiosa ciudad de los Emiratos Árabes, deslumbrante por toda su opulencia. Adornada con una arquitectura ultramoderna, caracterizada por su lujoso comercio y excentricidad, se ha convertido en el foco cultural en el Medio Oriente. Pues bien, la ciudad de Laodicea era como la Dubái de aquel entonces, uno de los centros comerciales más ricos de toda Asia Menor.
En esta poderosa ciudad se encontraba la iglesia de Laodicea. ¿Te imaginas cómo sería esta iglesia y los creyentes que allí se congregaban? Estaban convencidos que no les faltaba nada, pero a los ojos del Señor les faltaba todo, por eso les dirige un duro mensaje. Los creyentes estaban convencidos que al tener materialmente todo y no faltarles nada ya habían alcanzado la cima, esa comodidad los llevó a un lamentable estado espiritual. Para el Testigo fiel y verdadero (3:14), las cosas no eran como parecían:
“Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad”. No sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3:17 NBLA)
Esta es una de las palabras más fuertes comparada con el mensaje a las otras 6 iglesias. No hay nada más peligroso que no tener necesidad de nada. Los creyentes estaban convencidos que el hecho de “estar bien” representaba su condición espiritual, pero la opulencia y la riqueza que los adornaba era algo ilusorio, porque en realidad se encontraban en bancarrota espiritual, eran dignos de lástima, por eso el consejo de Dios está dirigido a evidenciar dónde se podía adquirir la verdadera fortuna.
La reprensión del Señor no estaba encaminada a quitarles todo lo que tenían como riquezas materiales, sino a conocer DÓNDE realmente podían adquirir la VERDADERA RIQUEZA que los sacaría de su miserable condición. La iglesia de la Laodicea desvió su atención y adoración de lo más importante y más valioso para cualquier ser humano: LA PRESENCIA DE DIOS. Las riquezas ilusorias de este mundo no se comparan con los tesoros y sabiduría que están escondidos en Cristo. Por eso el consejo es: “que de Mí compres oro refinado por fuego…” El tesoro que nos ofrece el Padre en su presencia, es oro puro, refinado, libre de toda impureza, porque ya ha sido pasado por el fuego: Jesús, quien se hizo maldición por nosotros, quien llevó toda nuestra inmundicia en la cruz, para que hoy gocemos de la bendición que por la fe recibimos, la promesa del Espíritu Santo, el privilegio de vestirnos de su justicia y la dicha de ADORARLE.
Ahora bien, lo hermoso de la invitación para comprar oro refinado es que todos podemos comprarlo con la moneda del ARREPENTIMIENTO (3:9), la que nos ayuda a abandonar la comodidad espiritual, dejar la autocomplacencia y el egocentrismo, para enfocar nuestra mirada en lo que realmente nos hace ricos, extremadamente ricos: CRISTO, Su presencia en cada uno, ¡nuestra verdadera riqueza espiritual está solamente en El!, porque allí nuestros harapos materiales son cambiados por vestiduras blancas, somos vestidos de su gloria y SANTIDAD, vamos a lucir la ropa del mejor diseñador que pueda existir.
Tiempo de Hablar con Dios: Bendito Señor, hoy venimos con un corazón arrepentido, porque no hemos sido conscientes de nuestra verdadera condición, hoy reconocemos que somos miserables sin Ti, que Tu eres lo más valioso y hermoso que podemos tener, que adorarte es nuestro más grande tesoro, porque en tu presencia podemos contemplarte y ser vestidos con tu gracia que cambia nuestra inmundicia por tu perdón y redención. Queremos comprar a diario el oro refinado que sólo en tu presencia podemos comprar, queremos más y más de Cristo. Amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
Leave a Reply