Confiando en nuestra Luz y Salvación

Salmos 27:1-4 RVR1960: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.”

El rey David pasó tiempos muy duros, tuvo que enfrentar el hecho de pasar de ser el ungido por el profeta Samuel, aclamado por su gente, reconocido por el rey Saúl, de tener amistad con Jonatán, a ser perseguido, al punto de tener que ocultarse en cuevas, como la haría un forajido. Sin embargo, David siempre confió en El Señor, porque Él sabía que el mismo Dios que le permitió vencer al gigante Goliat, el mismo que lo llevó a vencer a miles de Filisteos en diversas batallas, ese mismo Dios podía librarlo del peligro de los enemigos que ahora lo acechaban.

Podemos ver cómo David reconoce elementos muy importantes que alguien en su posición valoraría, y el primer es que reconoce que El Señor es su Luz. En un contexto en donde David andaba en medio de oscuras cuevas, por montes en la oscuridad de la noche, la luz es muy valiosa porque le permitiría a él y a sus guerreros, ver por dónde transitar y ver si sus enemigos andaban o no por allí. Ese mismo Dios que fue luz para David también lo es para nosotros porque, en un mundo lleno de tinieblas, El Señor nos muestra el camino por dónde debemos andar, las trampas que puede haber y cómo podemos evitarlas.

El segundo elemento que David reconoce en Dios, es que es su Salvación. Muy importante tener salvación en medio de una persecución. Ese mismo Dios que salvó a David, hoy nos da la salvación integral, ya que nos salva de una muerte eterna, a través de la fe en Jesucristo, pero también mientras estamos vivos en la tierra, nos salva de muchos peligros, nos provee, nos sana de enfermedades, nos protege; es decir, tenemos salvación mientras vivimos, y salvación una vez que ya partimos a estar en su presencia por siempre.

David también reconoce a Dios como su fortaleza. Para cualquier guerrero es importantísimo tener fuerzas. El Señor hoy en día también renueva nuestras fuerzas, y no sólo las físicas, sino las mentales, emocionales, espirituales, nos renueva de manera completa, dándonos el amor, la fe, la esperanza, para seguir adelante, para correr la buena carrera de la vida, Él nos equipa de las fuerzas necesarias para alcanzar sus propósitos

David reconoce en Dios a su Estratega, cuando confiesa que sus enemigos tropezaron y cayeron. El Señor nos dará las estrategias para vencer en las batallas, muchas veces sin que movamos un dedo, sino con creer, encomendando a Él nuestros caminos, confiando en Él, Él hará. Debemos seguir las estrategias de Dios, porque sus pensamientos son superiores a los nuestros. También vemos que David reconoce que El Señor lo hace valiente. Podemos ver en tres ocasiones en este pasaje, que el rey David menciona que no hay motivos para atemorizarse. Hoy también podemos contar con que Dios es quien nos da nuevo aliento, quien nos llena de valor, de confianza, de seguridad, y es porque podemos confiar en Él.

El último elemento, es que David reconoce que su mejor lugar es cerca de Dios, por eso anhela habitar a diario. Así también nosotros encontraremos plenitud de gozo en la presencia de Dios, consuelo, refugio, revelación, sabiduría pues en su presencia lo tenemos todo.

Estas son algunas de las razones para confiar en El Señor y obedecer su voluntad, porque Él es quien pelea la buena batalla por nosotros, el que va delante nuestro como poderoso gigante, quien nos llena de dones, talentos y, sobre todo, nos ama más que nadie. Sigamos perseverando en Él, con amor y con esa relación cercana, cara a cara, porque Dios anhela que tengamos esa cercanía con Él.

 Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (JENM)

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