Conociendo El espíritu de Acab

Pocas veces nos gusta hablar de espíritus y de influencias demoníacas, pero si bien no es un tema en el que debemos centrarnos tampoco lo podemos ignorar, puesto que toda actividad en el mundo natural obedece primeramente a un fluir en el ámbito espiritual. Aunque un creyente que tiene al Espíritu Santo no puede ser poseído por un espíritu maligno, sí puede ser influenciado por el para no tomar partido en el reino de Dios, de tal forma que ejerza un PAPEL PASIVO dentro del cuerpo de Cristo. Por tanto, necesitamos discernir espiritualmente la influencia que ejerce el espíritu de pasividad, también conocido como el espíritu de Acab.

Recordemos que Acab fue el esposo de Jezabel, el séptimo gobernante de Israel por un periodo de 22 años y quien, a pesar de estar capacitado en áreas militares y de liderazgo, es descrito en las escrituras como un hombre de débil carácter, quien asumió una posición pasiva en su vida, la cual inició con la destrucción de su papel como esposo, líder y gobernante, para finalmente terminar con su vida (1ra Reyes 16: 29 – 22:40). Esta posición sumisa ante la voluntad de su esposa anuló su capacidad para juzgar lo que sucedía a su alrededor y fue dominada completamente, al punto de ser incapaz de sacudirse de todo el engaño que vino a desviar su corazón hacia lo falso y destruir su vida.

En este contexto leamos 1ra de Corintios 2:12-15 LBLA: “Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñanzas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales. Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente. En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie. Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor, para que le instruya? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”

Dios se agrada cuando buscamos su conocimiento, cuando vivimos nuestro libre albedrío con convicción y con la plena certeza de que estamos en capacidad de juzgar todas las cosas bajo la luz de Su palabra y bajo la guía de Su Espíritu. Dios no hizo robots que van marchando en fila hacia el cielo repitiendo versículos bíblicos, sino hijos que razonan, que analizan su vida y el mundo encontrando alternativas donde Cristo es una realidad que impacta nuestro estilo de vida, en la que somos libres en espíritu, alma y cuerpo, con la capacidad no de espiritualizarlo todo, sino de planificar, experimentar y vivir aplicando los principios del reino de Su luz como una herramienta en un mundo de oscuridad.

La pregunta hoy es, ¿estamos realmente en capacidad de juzgar, o examinar y entender, TODAS LAS COSAS? ¿Cómo podemos evaluar si estamos en un estado de pasividad en nuestra vida? Veamos algunas cosas que pueden ayudarnos en este proceso de reflexión: lo primero que necesitamos pensar es si hemos asumido una actitud evasiva en nuestra vida. Cuando nos confrontan con la verdad de nuestra condición somos obstinados en nuestra perspectiva y no aceptamos otras visiones de lo que nos sucede o estamos viviendo, no podemos aceptar esas “otras perspectivas” respecto a nosotros, entonces tomamos una actitud defensiva y nos centramos en nuestros argumentos. Por otro lado, nos cuesta trabajo hablar respecto a nuestros deseos y verdaderos sentimientos, preferimos callar o irnos por las ramas para no hablar de estos temas. Finalmente, hemos asumido una actitud sumisa frente a nuestra situación actual porque “esa es la voluntad de Dios”, por tanto, no hacemos nada al respecto y si, estamos en oración, vamos a la iglesia pero sin compromiso, totalmente pasivos respecto a nuestro futuro, incapaces de planear algo nuevo, porque estamos esperando que Dios haga algo inesperado que cambie nuestra vida. Si hay respuestas afirmativas a todo lo anterior, este tema te interesa…

En el siguiente capítulo de esta serie continuaremos analizando, una vida bajo la influencia del espíritu de Acab.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (KMR)  

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