Conquistando el Primer Lugar para el Señor
 
Mateo 8:1-7 Versión Reina Valera 1.960
 
«Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré»
 
Notemos juntos algunos detalles de este pasaje:
 
1.      Lo primero es que nos muestra dos hombres que se acercaron al Señor Jesús, uno fue un leproso y otro, un centurión.
 
Frente al leproso: la lepra es una enfermedad que comienza con manchas y progresivamente va restando sensibilidad hasta ir matando partes del cuerpo que se caen paulatinamente, es decir, deforma el cuerpo dejándolo visiblemente desagradable. Es importante mencionar que la lepra, en ese tiempo, era considerada como castigo por el pecado, además de ser una enfermedad infecciosa e incurable, la primogénita de la muerte. Esto significa que el leproso era un hombre aislado y rechazado socialmente.
 
En cuanto al centurión: era un militar de carrera, es decir, empezó como soldado raso y fue ascendiendo por antigüedad y méritos hasta llegar a ser el oficial de mayor rango sobre 100 hombres en una legión de infantería que estaba compuesta a su vez por más de 6000 mil hombres.
 
2.      En ambos casos, no se mencionan sus nombres, solo dice: un leproso y un centurión. Desde ya vamos viendo que personas insignificantes socialmente como las más importantes, BUSCARON A JESÚS en medio de la multitud y LO RECONOCIERON COMO SEÑOR.
3.      En cuanto al leproso, no se nombra el lugar exacto, solo dice que Jesús estaba descendiendo del monte. Frente al centurión, se menciona Capernaum. Un lugar pesquero, comercial, donde vivían judíos y gentiles, ubicado a la orilla del mar de Galilea. Este lugar aparece en los 4 evangelios y fue importante en el ministerio de Jesús porque allí enseñó e hizo muchos milagros. En conclusión, Jesús estuvo en diferentes lugares, su poder y su enseñanza, no se limitaban geográficamente.
4.      La actitud del leproso fue: POSTRARSE. La actitud del centurión fue: ROGARLE.
5.      Tanto el leproso como el centurión, FUERON AL SEÑOR JESÚS.
6.      En ambos relatos, Jesús les habló y sucedió un milagro. Al leproso Jesús le extendió la mano, lo tocó y le dijo: Quiero se limpio. En el caso del centurión, Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
 
El relato presenta una secuencia sencilla de actos donde dos hombres, con necesidades diferentes, reconocieron el señorío de Jesús. No importaba la circunstancia de cada uno, ni su condición o el lugar donde se presentaba, el milagro comenzó cuando ellos IDENTIFICARON QUIÉN ERA EL SEÑOR Y LO BUSCARON, luego esto los llevó a HUMILLARSE. Según el relato, el leproso se postró delante del Señor Jesús y el centurión, le rogó por la sanidad de su criado.
 
Amado y amada, estamos en un tiempo de conquista y es esencial buscar intencionalmente a Jesús, reconociendo Su señorío y manteniendo una actitud correcta delante de Él, solo así habremos conquistado el primer lugar para el Señor en nuestra vida, esa es la esencia para ver que las aguas manguen, los muros caigan y nuestros enemigos sean derrotados.
 
Devocionales Refúgiate en Su palabra, Casa de Refugio. MP

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