Consolados por Dios

Isaías 40:1-11 RVR1960:Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Secase la hierba, marchitase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.”

En estos primeros versos del capítulo 40, el Señor trae mensaje de consolación sobre su pueblo Israel, después de haber estado sufriendo y padeciendo por largo tiempo. Este es un cuadro que sucede a menudo en medio de su pueblo, donde opera el amor de Cristo en medio de nuestras vidas mediante el Consolador, después de cruzar por nuestro desierto y padecer lo que debíamos por nuestro pecado y por haber quitado la mirada de Cristo. Dios en su infinita misericordia nos consuela mediante su Espíritu Santo tal y como lo prometió en Juan 14:16 y 26.

En medio de este pasaje también vemos la profecía mesiánica del verso 3 al 5, tanto de la Primera Venida del Señor, que era consuelo para Israel en ese momento, así como de su Segunda Venida. Gracias a Dios su Primera Venida para nosotros es una realidad, por su cumplimiento y por lo que vivimos en este periodo de gracia, consolados por su Espíritu Santo. En su segunda venida, donde todo ojo le verá como dice su palabra en Apocalipsis 1:7, es también consuelo para nosotros, porque vendrá por su amada iglesia redimida por precio de sangre.

Hoy Dios nos dice y nos recuerda, no temas ni desfallezcas porque yo estoy contigo y no te dejaré, cruzaremos juntos este desierto y saldrás victorioso, limpio y transformado por mi mano poderosa y con la ayuda de mi Espíritu Santo. Amada iglesia, he dado mi vida por ti, he lavado tus vestidos y tus heridas, te he restaurado mediante el poder de mi Espíritu para que me sirvas en santidad, porque soy tu buen Pastor y mi promesa y palabra son para siempre, amén.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)

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