Construyendo el Templo
1 Reyes 5: 2-18 NTV: “Entonces Salomón le respondió a Hiram con el siguiente mensaje: «Tú sabes que mi padre, David, no pudo construir un templo para honrar el nombre del Señor su Dios, debido a la cantidad de guerras que le hicieron las naciones vecinas. No podía construir hasta que el Señor le diera la victoria sobre todos sus enemigos. Sin embargo, ahora el Señor mi Dios me ha dado paz en todo el territorio; no tengo enemigos, y todo marcha bien. Así que tengo planeado construir un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios, tal como él le había indicado a mi padre David. Pues el Señor le dijo: “Tu hijo, a quien yo pondré en tu trono, construirá el templo para honra de mi nombre”. » En consecuencia, ordena, por favor, que se corten cedros del Líbano para mí. Permite que mis hombres trabajen junto a los tuyos, y yo pagaré a tus hombres el salario que tú pidas. Como bien sabes, ¡no hay nadie por aquí que sepa cortar la madera como ustedes, los sidonios!». Cuando Hiram recibió el mensaje de Salomón, se puso muy contento y dijo: «Alabado sea hoy el Señor por haberle dado a David un hijo sabio para que sea rey de la gran nación de Israel». Así que le envió la siguiente respuesta a Salomón: «He recibido tu mensaje y te proporcionaré toda la madera de cedro y de ciprés que necesites. Mis siervos llevarán los troncos desde las montañas del Líbano hasta el mar Mediterráneo y los pondrán en forma de balsas para que floten a lo largo de la costa hacia el lugar que tú decidas. Luego desarmaremos las balsas para que ustedes puedan llevarse los troncos. Puedes pagarme proveyendo alimentos para mi casa». Entonces Hiram proporcionó toda la madera de cedro y ciprés que Salomón quiso. Salomón le enviaba, a cambio, un pago anual de 100.000 canastas de trigo para su casa y 420.000 litros de aceite de oliva puro. El Señor le dio sabiduría a Salomón tal como se lo había prometido. Así que Hiram y Salomón formaron una alianza de paz. Luego el rey Salomón impuso trabajo forzado a treinta mil trabajadores de todo Israel. Los envió al Líbano en turnos de diez mil por mes, de modo que cada hombre estuviera un mes en el Líbano y dos meses en casa. Adoniram estaba a cargo de estos trabajadores. Salomón también tenía setenta mil obreros, ochenta mil cortadores de piedra en la zona montañosa y tres mil seiscientos capataces para supervisar el trabajo. Por orden del rey, ellos extrajeron grandes bloques de piedra de la mejor calidad y les dieron forma para hacer los cimientos del templo. Hombres de la ciudad de Gebal ayudaron a los constructores de Salomón y de Hiram a preparar la madera y la piedra para el templo.”
 
Había comenzado la construcción del templo, las condiciones eran inmejorables para ese momento, no había guerras ni contiendas, lo que permitiría que Salomón y el pueblo de Dios se concentraran específicamente en la tarea; llegaron aliados que contribuirían a la obra con amor, voluntad y recursos, y también estaba toda la provisión y mano de obra para finalmente cumplir la promesa que Dios le hizo a David, una generación atrás cuando él era Rey de Israel.
 
1 Corintios 6:19 NTV dice: “¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos”.
 
Hoy quisiera reflexionar a partir de este pasaje, porque esta es una verdad de la palabra, nosotros que seguimos a Jesucristo y lo hemos aceptado como nuestro Señor y Salvador, tenemos el compromiso de ser Templo de su Santo Espíritu, y como dicen popularmente, un gran poder lleva consigo una gran responsabilidad…
 
Los invito a qué evaluemos la construcción de nuestro Templo con un símil de lo que vemos en 1ra de Reyes 5, en primera instancia, ¿tenemos un corazón libre de guerras y contiendas?, o seguimos enfocando nuestro día a día en perder tiempo peleando con el mundo. En segunda instancia, ¿tenemos aliados que nos ayuden a construir el Templo? A veces las personas más cercanas de nuestro entorno definen nuestra tendencia de comportamiento y actividades, por tanto, deberíamos relacionarnos con personas que ayuden a edificar nuestro camino en Cristo.
 
Y finalmente, ¿tenemos los mejores recursos, las mejores rocas, la mejor madera para hacerlo? Esto sólo lo lograremos con el más infinito recurso que nos ha dejado Dios, su Palabra.
 
Si no vamos por el camino correcto, ¡el momento es ahora!, derrumbemos todo lo que no edifique nuestro templo para Dios, dejemos las guerras que no nos dejan concentrarnos ni enfocarnos, busquemos los aliados para levantar construcción y busquemos el recurso correcto para que se cumpla Su promesa en cada uno de nosotros.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GJ)
#MimetaesConstruir
 

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