Josué 5:13-15 RV1960: “Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.”
Hay una diferencia entre la definición de límite y frontera. El límite establece una separación entre dos sitios y no nos permite pasar de un lado hacia el otro. Por otro lado, la frontera es una zona de transición entre dos regiones y nos da la posibilidad de pasar entre una y otra.
En este pasaje, la Biblia nos muestra a un Josué cerca de Jericó, con el deseo de tomarla y así empezar la conquista de esa tierra que El Señor les había prometido, pero había un notable límite demarcado en esa ciudad, unas altas y fuertes murallas, que eran casi inquebrantables, estaba el deseo, más no estaba la estrategia clara. Luego vemos, cómo El mismísimo Señor se le aparece a Josué, con espada en mano, y sabemos que era El Señor porque en ningún momento le impidió a Josué que le adorara, se identificó como el Príncipe del ejército de Jehová, y le solicitó que quitara el calzado de sus pies, porque el lugar era santo, luego de eso, El Señor le da la estrategia para quebrantar los muros, y volver ese impenetrable límite en una frontera, zona de transición no sólo para entrar, sino también para tomar la primera parte de esa promesa de Dios.
Hoy en día en nuestra vida hay promesas dadas por Dios, pero que están delimitadas por murallas casi impenetrables, y es casi, porque en El Señor lo impenetrable, es permeable, El abre puertas que nadie más puede, nos da las estrategias para hacerlo, pero la clave es estar delante de Su presencia, en Su lugar santo, y nosotros somos llamados a ser Su templo santo, es decir apartados, dedicados para Él, y para esto, debemos quitar aquello que no permita esa comunión con Él, en su presencia, y entonces tendremos la estrategia para que ese límite impenetrable, se convierta en una frontera transitable por donde pasaremos y tomaremos lo que Él ya preparó para nosotros.
Procuremos a diario quitarnos el calzado, es decir, aquello que no nos deje tener ese contacto directo, ese deleite con nuestro Padre Celestial, esa comunión con Jesús, esa amistad con El Espíritu Santo, así entenderemos sus estrategias, seremos formados y veremos cómo los límites se desvanecen y las puertas son abiertas de par en par para que pasemos, tomemos y seamos fieles mayordomos de lo que Dios nos ha entregado.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (JENM)
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