Cree
Hechos 16:31 RVR1960: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”

Las palabras que leímos hoy fueron pronunciadas por Pablo y Silas, quienes viajaron a Macedonia siguiendo una orden dada por Dios en sueños a Pablo, en la visión un hombre puesto de pie rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos», y tal era la conexión de ellos con el Señor Jesús que entendieron el mensaje al primer llamado. No está plasmado en la escritura el nombre de aquel hombre, pero en el capítulo nos hablan de un carcelero que custodiaba la celda donde por un injusto acto humano quedaron presos los apóstoles.  Ese día la tierra tembló y todas las celdas quedaron abiertas, pero los presos no se escaparon y nos dice la palabra que el carcelero temblando se echó a los pies de Pablo y de Silas, reconociendo con este acto la grandeza del Señor, después les hace una pregunta sencilla ¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Y me ministro poderosamente la respuesta que le dan ellos, sin titubear y sin arandelas: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Desde que llegue a los pies del Señor he investigado la forma efectiva de pasar el mensaje de salvación, y la primera mentira que me dijo mi mente o quizás el demonio, era que no estaba preparada, que tenía que estudiar mucho, antes de poder hablar del mensaje de salvación;  la segunda mentira es que para pasar el mensaje requería tener manejo de todas las preguntas que pudieran hacerme y la tercera mentira que solo cuando me sintiera empoderada podría pasar el mensaje con éxito; me ha costado mucho desenmascarar esas mentiras, y hoy Pablo y Silas me enseñan,  que aquello que más añora una persona que está sumida en la ansiedad, la depresión, la confusión y la ceguera espiritual, es que lo escuche y que le diga como puede ser salvo de esos tormentos; y sorprendentemente la respuesta que debo darle es la misma de hace 2000 años; Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Amo leer que la respuesta no se limita solo al necesitado de salvación,  si no que se extiende epigenéticamente hacia la familia, así que puedo deducir que si la salvación llego a mí,  mis hijos y toda mi casa tendrán la posibilidad por medio de mí de conocer la verdad,  y aunque no todos respondan  al mensaje tan rápido como el carcelero, no puedo cansarme de insistir y de cumplir el mandato de evangelización dado por Jesús, finalmente a cada quien le llegara su terremoto, ese que abre las puertas de las cárceles de adicción, depresión, incredulidad, ansiedad, enfriamiento, estrés…  y es justo en ese momento donde se va la ceguera y temblando nos postramos ante los pies de Cristo, le adoramos y recibimos su salvación.

Amado Padre hoy quiero orar para que nos enseñes a evangelizar como lo hizo Pablo y Silas que pasemos el mensaje a nuestros hijos y familiares con sencillez, amor y buen ejemplo y postrada ante tus pies te pido que nosotros y todas nuestras generaciones puedan repetir lo que dice Josué 24:15B “Pero yo y los de mi casa serviremos al Señor”

Devocionales Refúgiate en Su Palabra Casa de Refugio (AC)

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