“Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.” (Colosenses 1:27 NTV)
La carta de Pablo a la iglesia de Colosas es un precioso reflejo de cómo el mensaje del evangelio, las buenas nuevas de salvación, puede abrirse camino a través del testimonio de una persona, en este caso Epafras, fundador de esta iglesia. En el informe que rinde a Pablo, le explica la presión que están viviendo por causa de los falsos conceptos e ideas gnósticas y del judaísmo que estaban contaminando la iglesia y pretendían quitar el lugar que sólo le pertenece a Cristo.
Y es que podemos pensar que estamos en un momento muy similar, donde la pandemia y todo lo que ha venido con ella, ha desdibujado, entre muchas cosas, un concepto muy importante entre nosotros: la Unidad. Somos y actuamos como uno solo, la iglesia es un solo cuerpo, una sola familia cuya cabeza es Cristo. Además de ser retados a tener una mayor devoción y pasión por Cristo, nuestro reto también es no permitir que todo lo externo que está sucediendo nos haga olvidar esta verdad y nos robe el regalo más hermoso que tenemos, somos parte de la familia que en Jesús ha sido engendrada.
En toda familia existe una herencia. Sin embargo, en nuestra familia la herencia es muy diferente a como la podemos imaginar en el ámbito natural. Pablo dice: “Pues él (Dios) quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes…” ¿cuáles son las riquezas y la gloria de Cristo? Para resolver esta inquietud necesitamos pensar en el contexto de Pablo al escribir la carta, se encuentra en prisión, castigado por anunciar a Jesús como El Señor y Rey resucitado, sin embargo, esta experiencia de sufrimiento es transformada porque la ve como una participación en el sufrimiento de Cristo como el Mesías, en su objetivo de hacer un nuevo pacto firmado con amor. Entonces, todas las dificultades por las que está pasando, no son motivo de tristeza ni traen un sentimiento de derrota, como debería, son motivo de gozo porque Pablo sabe que está participando en la extensión de esta nueva familia en Cristo.
Entonces, así como la gloria divina mora en Jesús, así también mora en cada uno de los miembros de su familia porque “el secreto es: Cristo vive en ustedes”, por lo tanto, Su gloria vive en nosotros y Él es nuestra esperanza de gloria. ¡Qué hermoso!
Pablo nunca conoció a las personas de la iglesia de Colosas, pero los amó, oró por ellos y en su papel de apóstol se identificó con ellos y los escribió esta carta para aconsejarles y animarles, porque tenía claro que pertenecían a la misma familia.
Tres cosas para atesorar en este pasaje: Primero, a través de Cristo somos miembros de una sola familia, con un mismo propósito, que más personas sean añadidas a nuestro núcleo. Porque, (segundo) la riqueza y la gloria que habita en El, habita también en nosotros, en El podemos identificarnos en todo, porque “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Y finalmente, nuestra esperanza de gloria es Cristo, El Mesías, nuestra gloria está en El y es El.
Tiempo de Hablar con Dios: Amado Rey, no queremos que las cosas de este mundo nos nublen el pensamiento y nos impidan ver que somos uno solo en ti, a pesar de la distancia, a pesar de no poder abrazarnos y compartir como la familia que somos, tu voluntad es que estemos unidos en todo momento, ayúdanos a permanecer en esta unidad. Padre, danos estrategias cargadas de amor para que podamos trabajar en el propósito de extender tu reino, de añadir más personas a esta familia hermosa por la que lo diste todo y de la que nos has hecho herederos de tu gloria y tus riquezas, no queremos detenernos, Amen.
2021El Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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