En un diccionario común encontramos que ESENCIA es el conjunto de características permanentes e invariables que determinan a un ser o una cosa y sin las cuales no sería lo que es. Es la parte o característica fundamental o más importante de algo. Todos tenemos una esencia, ¿cuál era la de Jesús? Veamos:
Juan 14: 9-11 TLA: “Jesús le contestó: Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices “Déjanos ver al Padre”? ¿No crees que yo y el Padre somos uno? Y a los discípulos les dijo: Lo que les he dicho, no lo dije por mi propia cuenta. Yo solo hago lo que el Padre quiere que haga. Él hace sus propias obras a través de mí. Créanme cuando les digo que mi Padre y yo somos uno solo. Y si no, al menos crean en mí por lo que hago.”
La palabras de Jesús son el reflejo de su verdadera esencia, El Padre. Como Hijo de Dios su esencia está en el Padre y todo lo que hace es porque el Padre habita en Él de tal forma, que Sus obras son hechas a través de él, su esencia esta someterse completamente al Padre, al punto que sólo quiere hacer lo que Él quiere que haga porque son Uno. Esta era una verdad que frecuentemente Jesús proclamaba cada día de su ministerio, algo evidente para cualquiera que le hubiera prestado atención y mucho más para aquellos que andaban con él.
Te ha pasado que, compartes el día a día con una persona por un buen tiempo pero llega su cumpleaños y no sabes qué regalarle porque no tienes idea qué le gusta o qué necesita. A veces, gastamos tiempo en alguien pero ¡no le dedicamos tiempo!, porque compartir con otros para conocerlos no nos parece una inversión, no nos parece algo enriquecedor, sea quien sea. O simplemente estamos centrados siempre en nosotros, en nuestros problemas, en lo que queremos y ese velo de orgullo nos impide ser conscientes de los demás.
En esta ocasión no se trataba de un festejo para Jesús en el que sus discípulos tuvieran que presentarle un cumplido, pero si era el momento de una conversación profunda luego de seguidas enseñanzas claves para sus vidas. Sin embargo, la pregunta de Tomás era el reflejo de una persona que había gastado tiempo con Jesús pero no le había dedicado tiempo para llegar realmente a conocerle y entender sus enseñanzas, entender Su propósito de mostrarles al Padre. La pregunta para nosotros hoy es ¿estamos gastando tiempo “en Jesús” o le estamos dedicando tiempo, con alma, mente y espíritu? ¿podemos decir que le conocemos? ¿realmente entendemos que Jesús no es el fin, sino El camino y que nuestro fin es conocer al Padre?
Llegamos al 2022, el año del Contraste, el año en que será notable la diferencia entre alguien que realmente conoce al Señor y quien simplemente ha gastado su tiempo en una iglesia, escuchando un sermón pero sin ser realmente transformado, sin el más mínimo deseo de intimar con Dios. Hoy más que nunca estamos a llamados a mostrar nuestra esencia, ¿de qué estamos hechos? ¿Podemos también afirmar como Jesús “Yo solo hago lo que el Padre quiere que haga. Él hace sus propias obras a través de mí”?
Nuestra naturaleza y el sistema que rige este mundo nos demanda algo completamente diferente, hacer lo que nos place y nos dicta el corazón, cómo, cuándo y con quién deseemos, nos invita a vivir el “Free Love”, la cultura de “desechar” todo lo que no quiero, lo que conocemos como la modernidad líquida, en la que todo es alterable.
2022 tiene un gran invitación, hacer evidentes nuestras raíces profundas en Cristo, mostrar nuestra oposición con el reino de las tinieblas y cuan inquebrantables y eternos son los principios de Dios, es un año para vivir el evangelio porque si no hay un contraste entre el mundo y nosotros, simplemente nuestro reflejo será que hacemos parte de el y estamos bajo su gobierno. Así es que, te invito a dedicar tiempo a renovar tus pensamientos en la presencia del Señor y vivir para mostrar Su esencia en ti.
2022 Año del Contraste – Casa de Refugio (KMR)
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