Orar (hablar con Dios), no puede ser algo ocasional si hemos decidido entregarle nuestra vida a Cristo para que se haga su voluntad. Si no consultamos “esa voluntad” para cada cosa que hagamos, entonces, ¿cómo sabremos cuál es?
Orar para entregar todas nuestras peticiones es reconocer que cada cosa no proviene ni depende de mí, y que necesito soltar el control de todo para que sea tomado por el Padre. Obrar sin orar es como decir: “Esto lo resuelvo yo y no necesito tu ayuda Dios”. Acerca de cuánto orar, la palabra del Señor nos dice que debemos:
1.Orar sin cesar: 1ra de Tesalonicenses 5: 16-18: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Y, Romanos 12:12, nos recuerda que debemos estar “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración”. También nos dice que Dios “hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche”, Lucas 18:7.
2. Orar con acción de gracias: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”, dice Colosenses 4:2. Y, Filipenses 4:6 nos recomienda: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
3. Orar con FE: Marcos 11:24, “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”, y 1ra de Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”.
4. Orar creyendo que para El Todopoderoso no hay nada difícil: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”, nos dice Jeremías 32:27 y “porque nada hay imposible para Dios”, Lucas 1:37.
El Padre también nos da recomendaciones sobre cómo podemos orar:
- En lo secreto: Mateo 6:6: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.
- Por todos sin excepción: Santiago 5:16: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Orar incluso por nuestros enemigos, Mateo 5:44: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.
- En Comunidad: Hechos 1:14, “Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”.
- En el Nombre de Jesús: Juan 14:13, “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”.
- Para no caer en tentación: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”, Mateo 26:41.
La necesidad de orar y cómo hacerlo no es un tema menor, es la forma en la que nos relacionamos con Dios, por tanto, es una prioridad para todo creyente, porque hay poder que transforma en una conversación con Quien está en todo lugar, todo lo sabe y todo lo puede.
Nuestra estrategia, nuestro plan a, b y c debe ser orar y esa enseñanza la vemos en la parábola de la viuda y el juez que nos relata Lucas 18 cuando Jesús quiso enseñarnos a orar sin desfallecer. “sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia” dijo el juez.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)
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