En la historia no ha existido ni existirá un Hombre más perfecto y digno de alabar que Jesús. Desde que pronunció sus primeras palabras su sabiduría fue manifiesta a todos los hombres; la Biblia nos narra que cuando tenía tan solo 12 años sus padres le hallaron en el templo después de tres días de angustiante búsqueda y fueron maravillados con su transcendental respuesta, Lucas 2:48-49 RVR60 “Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”.
Imposible no impactarse con la idea de que, desde tan corta edad, el Señor Jesús ya estaba enfocado en su misión, ya era consciente de lo necesario y de lo innecesario, no se dejó distraer, no se dejó confundir y gracias a ello, un día dentro de sus últimas palabras pudo expresar “Consumado Es” Juan 19:30 RVR60. Tal expresión “traduce la palabra TETELESTAI, que significa “llevado a su fin completo y perfecto”, el Hijo de Dios, ni en su tierna edad malgastó su tiempo en asuntos distintos a los encomendados por su Padre, fue íntegro de principio a fin cumpliendo cabalmente con su misión; nunca ha habido ni habrá encomienda mejor ejecutada.
¿Alguna vez has imaginado el rostro de satisfacción del Padre cuando su Hijo volvía a su diestra con unas cuentas perfectas de su misión, de su encomienda? Pero, ¿Qué es encomendar? Según la Real Academia Española (RAE) Encomendar es encargar a alguien que haga algo o que cuide de algo o de alguien. Todos comenzamos a hacer encomiendas desde muy pequeños; recuerdo cuando mi madre comenzó a hacerme encomiendas: hacer llegar un presente, un alago o un regalo a algún familiar o vecino cercano, también recuerdo las veces que tal encargo no llegó a su destino por cualquier razón, porque me deje tentar por el juego de canicas, bolitas de cristal, o simplemente dañé involuntariamente los que se me había confiado; El Señor Jesús dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” Juan 4:34 RVR60, por ellos, meditando en la razón de aquellos fracasos infantiles; concluyo que la razón fue que no era prioridad para mi llevar a cabo la misión, mi mente y mi corazón estaban en otros asuntos y eso me llevaba a fallar, a no cumplir, a no responder a la confianza.
El Apóstol Pablo entendía claramente que, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario y la vida de su Espíritu en el Creyente, cada Cristiano, a pesar de su imperfección, tiene la posibilidad de entregar excelentes cuentas al Padre Celestial al decir: “Corred de tal manera que lo obtengáis” 1 de Corintios 9:24 RVR60, frase que nos invita a conectarnos con la encomienda de nuestro destino, a no darle cabida a la indecisión o a la indiferencia.
Padre y Señor mío abre nuestros sentidos para que podamos comprender en detalles la misión que tienes en nuestras vidas, fortalece nuestras manos oh Señor para llevar a cabo lo que nos has encomendado, haznos dignos de llevar tu Espíritu por el mundo para que al final de nuestros días podamos retornarlo a Ti con el gozo de haber correspondido sabiamente a tus designios.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (FJCG)
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