Mateo 15: 17-20 RVR1960: “¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.”
La persona que somos está definida por nuestros pensamientos. Nuestra forma de actuar y sentir está altamente influenciada por nuestra forma de pensar. En la mente es donde se generan los pensamientos, argumentos, justificaciones, imaginaciones que dan lugar a las acciones, pero es en el corazón donde se generan nuestros deseos, anhelos y sueños, es por ello por lo que primero se peca en la mente y el corazón, antes de cometer la mala acción en sí.
Estamos en el mes de la salud y siento que el llamado que me hace Dios en estos versículos es a cuidar también mi salud mental y espiritual. A veces le prestamos mucha atención a comer saludable, cuidarnos haciendo ejercicio, ir al médico cuando sentimos algún dolor, pero olvidamos cuidar el corazón y nuestros pensamientos. Aprovechar la oportunidad de acudir donde profesionales en salud mental es algo que no debemos descartar y más si son personas temerosas de Dios y con fundamento en la palabra, porque somos mayordomos de todo nuestro cuerpo y a Dios le interesa que seamos personas integralmente saludables; su palabra nos dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23 RVR1960)
Algo que no podemos olvidar nunca es que por más que intentemos desde nuestro exterior ser los más correctos, los más sanos, los más fit, los mejor vestidos, los más limpios y pulcros, es JESUCRISTO el único que tiene el poder transformador y redentor, que nos ayuda a amar la santidad y aborrecer la inmundicia que nos deja el pecado. Él es el poder santificador que entregó su vida para salvarnos, para sanarnos y cambiarnos a ser mejores de lo que seríamos si dependiésemos sólo de nuestra propia fuerza.
¿En qué tengo enfocados mis pensamientos? El llamado de Dios hoy es a cuidar mis pensamientos y evaluar con qué alimento mi alma y espíritu, a dedicar tiempo intencional en meditar en su palabra, en ir al Pan de Vida que es Cristo para que su imagen crezca en mí, para que llene mi mente de todo lo bueno, lo amable, lo justo, lo puro, porque su palabra es el mejor complemento alimenticio del alma y a la vez es el filtro para tener una mente sana, libre de pensamientos sucios que enferman también mi corazón.
Proverbios 4:23 RVR1960: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (PG)
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