Dando A Luz
“Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él” Genesis 17:19 RVR 1960

Este pasaje contiene una de las ocasiones en que Dios prometió de manera directa a Abraham el nacimiento de un hijo, sin embargo, tiene una muy connotación especial, en mi opinión por tres razones:

La primera, previamente a la declaración de esta promesa, en el versículo 15 del mismo capítulo 17 de Genesis, nuestro Dios cambia  el nombre de Sarai, esposa de Abraham,  por Sara; es decir, Abram (Padre Exaltado) había pasado a ser Abraham ( Padre de multitudes) y ahora Sarai (Princesa)pasaría  a ser Sara (Madre de naciones), lo cual está relacionado con el futuro rol que tendrían como padre y madre de muchas naciones, evidenciando lo necesario que es nuestra transformación, teniendo como sustento la palabra de Dios, para dar a luz el propósito divino.

En segundo lugar, es en este pasaje que Dios determinó el nombre del heredero, “Isaac”, que significa “hará reír”; y aunque siempre hablamos de la risa de Sara, en el capítulo 17 de Genesis nos dice que Abraham también lo hizo, me es imposible no pensar que el fruto que Dios espera producir en nuestras vidas es algo que ojo no vio ni oído oyó ni han subido en corazón de hombre, tal como lo dice 1 de Corintios 2:9.

Finalmente, la palabra ciertamente habla de confirmación, una vez producida la transformación en nuestro carácter, el fruto no se hará esperar, ciertamente Sara, no Sarai daría a luz un hijo, y ese hijo la hará reír de lo inaudito de lo realizado por el Dios de imposibles.

Constantemente pienso en lo que Dios ha hecho conmigo y con mi vida y me rio, me sorprende lo insólito de cada plan y como su gracia transformadora me ha traído hasta aquí, por ello, cuando veo hacía el futuro y no veo el camino para el cumplimiento de tantas promesas incomparables que están por delante, concluyo que mi parte no es pensar cómo se dará el cumplimiento, sino proseguir a la meta, ejerciendo el llamado que me ha sido dado, siendo transformada de gloria en gloria.

Que el Señor de Señores, nuestro Salvador Jesucristo, nos ayude a entender la necesidad de la transformación, para poder dar a luz su propósito.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio.  LCR

Leave a Reply

Your email address will not be published.