El versículo 3 dice: “Además, aparte de lo que ya he conseguido, por amor al templo de mi Dios entrego para su templo todo el oro y la plata que poseo” y el versículo 11 nos dice: “11Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo.”
El rey David estaba empeñado en garantizar la construcción del templo, una casa para el Señor, un lugar para Su adoración, y para esto entregó muchísimas riquezas, además, entregó su tesoro personal, aunque sabía que no estaría a cargo del privilegio de construir este templo. Esta entrega evidente y decidida, solo es producto de un corazón que ama al Señor, David con todo y su dignidad como rey de Israel, con todo y sus logros y también con sus debilidades, reconoció siempre su dependencia de Dios, era el rey y muy poderoso, pero sabía que quien gobernaba verdaderamente era Jehová de los ejércitos, ante quien se sometía de continuo. Agustín de Hipona dijo: si quieres conocer a alguien, pregúntale lo que ama, si esta pregunta se la hubiera hecho al rey David, sin duda su respuesta hubiera sido “amo a Dios a quien sirvo” por eso le daba sin reserva TODO.
Pero ¿cuál es la clave para darle al Señor TODO? Bueno, es fácil: reconocer que TODO es de Él. Por ejemplo: no le das el 10% de tus ganancias porque toca o porque te convencieron por fin de esto en una iglesia, realmente se lo das porque sabes que el 100% de lo que tienes es de Él y por Él, aunque solo te pide el 10.
Sabes, llega el momento en la vida cuando nuestro Dios se encarga de recordarnos que sin nada vinimos y todo lo que hoy tenemos, sea mucho o poco, es por Su inmensa bondad. Yo atravieso un tiempo muy particular en la vida, 5 meses sin tener una vinculación laboral con una entidad, es decir, 5 meses sin el salario mensual y obvio he aprendido a depender del Señor a OTRO NIVEL. He procurado estar despierta, atenta y dispuesta y casi he escuchado al Señor diciéndome: quiero que te relajes, descansa, no te afanes, has todo con calma, como nunca lo habías hecho, soluciona esto y lo otro, encárgate de este pendiente, YO CUIDO DE TI, AHORA YO ESTOY AL MANDO DIRECTAMENTE. Por supuesto yo no elegí esta materia de “Caminar sobre las aguas sin barca al lado”, fue una clase obligatoria en la escuela del Señor, de esas que son pre-requisito para subir al siguiente nivel y aquí voy, NADA EN LO ABSOLUTO ME HA FALTA NI A MI NI A MI CASA, y aunque no ha sido fácil y por supuesto he hecho pataleta de vez en cuando, he visto a mi Señor reírse para que pare y disfrute este que es un tiempo que quizá no volverá, uno de esos donde el Señor se entrona de verdad y me dice cuánto me ama y sabes, ese amor que he conocido en este tiempo, ha hecho que yo lo ame más y que dude menos cuando de darle a Él se trata, sea tiempo, sean asuntos pendientes o bienes, porque he aprendido a conocer más Su gobierno, Su reino, Su autoridad.
Hay una relación entre el gobierno del Señor y nuestro amor por Él, a mayor gobierno, a mayor autoridad, a mayor soberanía del Señor, nuestro amor por Él crece y entregar se vuelve cada vez más fácil, de hecho nos apegamos menos a cosas, a situaciones, a personas porque Él es el único que nos llena suficientemente y en todo. Déjate gobernar por el Rey de Reyes, no hay justo como Él, nada te faltará, entrégale todo con amor, al que con amor te ha dado todo, te sorprenderás cuando lo hagas.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio, MP
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