Salmos 127:1-2 RVR1960: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño”.
En estos dos cortos versos, Dios nos muestra su grandeza y recuerda que todo plan, todo deseo, todo anhelo de nuestro corazón o proyecto deben estar rendidos siempre a Dios, bajo su voluntad y dirección, pues sin ella por mucho que nos esforcemos será en vano, porque la bendición y cuidado vienen de su mano poderosa.
Muchas veces en nuestra vida, queremos hacer las cosas a nuestra manera, en nuestro tiempo y a nuestro propio beneficio, olvidando que es Dios quién le da direccionamiento.
Nuestro trabajo diligente por sí solo no nos traerá la felicidad que buscamos, pues siempre necesitaremos de Dios para conseguir la felicidad que anhelamos, por más que nos esforcemos y luchemos, nuestra vida estará vacía si no hacemos todo para darle la gloria a Dios, pues Él es quién nos provee de trabajo, de alimento y de refugio.
Cuando Dios no está en el centro de nuestra vida, nada de lo que hacemos tiene valor. Trabajar, construir, proteger los bienes, todas esas cosas son inútiles si Dios no está presente. Todo aquello en lo que trabajamos hoy, pasará, pero Dios es eterno. Solamente Dios nos da satisfacción y sentido en la vida.
Dios es bueno y a él le gusta bendecirnos. Cuando nuestra vida está bajo su dirección, él nos concede descanso y la oportunidad de disfrutar sus bendiciones con gozo.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MM) #mimetaescuidar
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