“Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.” (2 Reyes 19: 32-34 RVR1960)
Esta es la respuesta de Dios a la oración de Ezequías, respecto al sometimiento en el que se encontraba en ese momento. Y este pasaje nos lleva a reflexionar sobre los elementos que el Señor nos ha enseñado últimamente preparándonos para la batalla y cómo se encuentran resaltados y utilizados en este capítulo y que bien pueden aplicarse a nuestras luchas diarias por estas épocas.
A largo de todo el capítulo 19 y en estos versículos, el Señor le promete a Ezequías, victoria sobre los enemigos a través de Su poder, restitución y protección permanente, como muestra de Su fidelidad a sus siervos. ¡Pero además Dios lo hace sin restricción alguna, le promete que sus enemigos no llegarán a él y retrocederán!
Por lo tanto, no podemos más que volver a agradecer a Dios porque nos reitera una vez más que esta con nosotros como el Dios de los ejércitos, que por muy difícil que parezca la situación Él ya nos ha dado promesa de victoria , que tiene el poder suficiente para detener a nuestros enemigos sean el temor, la desesperanza, la incredulidad, la enfermedad, la muerte; Él puede cambiar el destino de las ciudades, y es un Dios justo y ante todo misericordioso para mirar con benevolencia a quienes le sirven.
Que sea esta una palabra más para que crezca y se fortalezca nuestra convicción que saldremos victoriosos de esta situación. Que seamos capaces de reflexionar y DESCANSAR en el gran poder de Dios para cambiar lo que ocurre en nuestro planeta, en nuestras ciudades y en nuestras familias. En este capítulo 19, Dios se encarga de recordarnos a David su siervo y con ello el pacto que Dios hizo con él y su descendencia; por lo mismo, la invitación es a tener la fe firme en que Dios nos quiere mostrar su plan y quiere que creamos que, si nos mantenemos a Su servicio, él se ocupará de nuestra protección y de nuestra restauración.
Su palabra es de victoria contra el enemigo. Tengamos Fe que todo aquello que nos esté rondando será detenido por nuestro Dios que no solo lo hará, sino que nos lo cuenta desde ya para que sepamos que fue El quien lo hizo.
SZ – Casa de Refugio
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