“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9:10 RVR1960)
Cuando estamos en medio de la dificultad cuestionamos mucho lo que nos está pasando, no lo entendemos, nos preguntamos ¿por qué a mi? Si yo soy bueno, si yo oro todos los días, no he matado a nadie, no he robado, si mucho habré dicho una mentira “blanca”. Sabemos que ninguno de nosotros es completamente libre de pecado (también podemos pecar por omisión), debemos aceptar que no sabemos nada, que nuestra capacidad humana es limitada; y debemos entregarnos a la voluntad de Dios, porque él también nos dijo a través de Pablo, “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” (Romanos 8:28).
Cuando sentimos que todo está mal y va en contra de nosotros es difícil ver esta gran verdad. En la biblia encontramos un personaje que por mucho tiempo pasó de una dificultad a otra, pero al final Dios lo estaba usando para algo extraordinario, que seguramente él en esos momentos nunca habría podido imaginar, es la hermosa historia de José.
Si alguien sufrió grandes dificultades la mayor parte de su vida, fue José. Sus hermanos lo vendieron, quienes lo compraron lo hicieron esclavo, luego la esposa de Potifar (su jefe) lo acusó falsamente y terminó en la cárcel. Sin embargo, él nunca se apartó del Padre, y el Padre nunca se apartó de él; “Pero Jehová” estaba con José” (Génesis 39:21). En cada circunstancia José no se rindió, no se amargó, puso su mirada en el Padre y siguió dando lo mejor de si. Dios estaba preparando a José para ser un gran administrador y guardar a su pueblo de la hambruna, “ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” (Génesis 45:5)
Hoy puede ser que no entiendas tus circunstancias, el camino en el que estás; pero recuerda que Dios está contigo incluso en el sufrimiento y tiene un plan por encima del tuyo, que seguramente es mucho más grandioso, que el que puedas idear con tu conocimiento humano. Acepta que Dios está en control, que está obrando, mientras tanto permanece fiel en oración y adoración.
CF-Casa de Refugio
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