Dignos de Confianza
Proverbios 27:5-6 PDT “La crítica abierta es mejor que el amor escondido. Más digno de confianza es el amigo que hiere que el enemigo que besa.”

Este poderoso proverbio nos recuerda que en nuestro círculo de amistad estamos rodeados de dos tipos de personas que, aunque dicen amarnos, unos son saludables para nuestra alma y otros simplemente congenian con nosotros, por eso solo uno de ellos es digno de nuestra confianza.

En el primer grupo tenemos a las personas saludables, que alimentan con bien nuestra alma, aquellas que siempre son y actúan de manera transparente, nunca fingen ser o sentir algo que no son frente a nosotros, por eso tienen manifestaciones de amor verdaderas, tanto así que cuando sea necesario van a hablarnos siempre con la verdad, por dolorosa que pueda ser y por difícil que sea para nosotros aceptarla. En el segundo grupo tenemos a aquellas personas que dicen amarnos, pero en realidad solo simpatizan con nosotros, no hay realmente un vínculo de amor verdadero y lealtad por eso no pueden ser como realmente son, no expresan lo que realmente sienten y aunque lo parecieran en nuestro círculo, no son amigos. Iglesia, Dios nos está invitando a evaluar varios aspectos respecto a la amistad.

Algunas cuestiones son, ¿tengo la capacidad de identificar quién es quién? La biblia es fuerte al mencionar a nuestros simpatizantes porque dice que “como enemigos besan”, es decir, parecen amigos porque recibimos de ellos lo que nos gusta (halagos, aprobación, etc.). Por otro lado, pienso si estoy dispuesta a valorar y dar un voto de confianza a aquellos que con transparencia me muestran su amor, aunque ello implique escuchar sus críticas, que en este contexto es algo positivo, esa crítica que busca de mí lo mejor, que me enfrenta en amor con la verdad. En esta cuestión personal, en esta evaluación de mi círculo de amistades, la idea principal es: ¿en quienes estoy confiando?, ¿mi confianza está en las personas correctas?, ¿realmente confío en el que me corrige o prefiero al que me adula?

Aprendamos del Maestro en relaciones. Jesús se enfrentó a estos dos tipos de personas en su entorno más cercano, no obstante a las dos las amo y las trato con suma inteligencia emocional. Pedro, fue un hombre transparente con el Señor, demostró siempre lo que era, su carácter fuerte, imprudente, casca rabias, en ocasiones tan equivocado, pero con un amor profundo por su salvador, un amor correspondido porque Jesús confío tanto en él que fue uno de los tres discípulos que escogió para su transfiguración. Judas, tan cerca de Jesús, pero tan lejos de su corazón, simpatizó siempre con él, pero por encima de todo estaban sus ideales personales de un mesías; Jesús lo amo y aunque le delegó responsabilidades, le dio oportunidades, sabía que su corazón estaba desligado del suyo, por ello no confiaba en él, porque lo conocía.

En este contexto de un vínculo de amor y lealtad de una amistad, podemos decir que la biblia nos enseña en quienes podemos depositar confianza y en quienes no, pero también nos lleva a evaluar si realmente nosotros podemos ser llamados dignos de confianza.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KM)

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