Economía del Tiempo para Cristo
 
Proverbios 6:6-11 NVI: “Ve a la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría. No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? Un breve sueño, un corto descanso, un pequeño cabeceo, y te sorprenderá la pobreza como un bandido, y la escasez como un hombre armado.”
 
Hoy quiero hablarles sobre una lección valiosa que podemos aprender de las hormigas, las cuales son ejemplo de cómo se debe realizar un trabajo diligente y organizado. Ellas se preparan durante todo el verano y sin necesidad de supervisión trabajan arduamente cuando las condiciones son favorables para poder almacenar provisiones necesarias para cuando llega el invierno. No esperan hasta el último momento, sino que actúan con previsión y disciplina.
 
Creo que todos sentimos que los días son más cortos, que el tiempo es limitado y que con tantas cosas que tenemos en el día a día por nuestro trabajo u ocupaciones no tenemos tiempo para lo realmente importante, y llegamos a un punto que solo oramos por “costumbre”, pero no dedicamos tiempo de calidad a quien de verdad lo merece.
 
La palabra economía significa la administración eficaz y razonable de los bienes. Pero hoy no quería hablarles de economía financiera, sino la economía de nuestro tiempo para Cristo, de cómo podemos administrar de una manera sabia de nuestro tiempo, asegurándonos de que estamos invirtiendo nuestras horas en actividades que glorifican a Dios y nos ayudan a crecer en nuestra fe.
 
Se que muchos lo hemos intentado, yo por ejemplo cuando llegue a este país (Argentina), estaba iniciando una nueva vida, con nuevas rutinas; compre una libreta para estudiar y meditar a diario la palabra de Dios y lo más importante buscaba armas para fortalecer mi fe, pero siendo muy sinceros, esto solo me duro hasta que inicie con el estudio y las practicas, pues dejé de hacerlo porque le di prioridad a otras cosas y entre ellas también reconozco que las redes sociales ocupaban la otra parte de este tiempo. Y como se expresa en el versículo 9 el procrastinar se convierte en la pereza que nos impide crecer espiritualmente y servir a Dios efectivamente porque dejamos de instruirnos en su palabra. Cuando me di cuenta del error que cometía y de lo lejos que me volvía a sentir de Cristo, empecé a reorganizar mi vida, estableciendo tareas diarias cortas, eliminé por un tiempo las aplicaciones, con lo cual reconozco al principio sentí algo de ansiedad, pero luego lo fui reemplazando con escuchar alabanzas y meditando cada día así fuera con un versículo, o simplemente viendo videos de predicas pasadas; y aunque hoy reconozco que mi tiempo y mente se desenfocan en lo realmente importante, siempre trato de volver a organizar mi vida y darle valor a lo que realmente ¡da sentido a mi existir!
 
Por tanto, hoy quiero invitarlos a que prioricemos nuestro tiempo con Dios, con pequeñas acciones y gestos durante el día, sirviendo desde nuestro trabajo, con nuestra familia, a nuestra comunidad y que cada persona sienta reflejado el amor de Cristo en nuestras acciones.  Dios nos llama a ser buenos administradores de nuestro tiempo, y esto incluye cómo priorizamos nuestras actividades diarias. Tomemos acciones concretas  que nos ayuden a mejorar la economía de nuestro  tiempo, Identifiquen cuales actividades no aportan a su crecimiento espiritual y consideren cómo pueden reducir o eliminar esas distracciones. Recuerden que la diligencia y la previsión, como lo hacen las hormigas, son claves para una vida centrada en Cristo y en su propósito.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KG)

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