Edificios de Dios

1 Corintios 3:11-13 NBLA: “Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día le dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.”

La primera carta a “la iglesia de Dios que está en Corinto” (1:2) es una respuesta de parte del apóstol Pablo ante los múltiples conflictos o problemas que se estaban presentando en esta comunidad. El primero de ellos tenía que ver con divisiones entre los hermanos de la fe. De una manera breve, Pablo describe cuál es el problema y luego, a la luz del evangelio, da la respuesta ante la situación, exponiendo que se debe vivir con coherencia, es decir, conforme a las Buenas Nuevas que recibieron de Jesús, las cuales se pueden aplicar a todos los contextos de la vida.    

El punto que desencadenó la división entre los hermanos de esta congregación, fue el favoritismo que estaban teniendo entre los diferentes líderes de aquel entonces: Pedro, Pablo y Apolos, lo que desencadenó celos, contiendas y disensiones entre ellos, conductas dignas de cualquier impío o inconverso, más no de un hijo de Dios (3:3). La respuesta es contundente, no hay un líder más grande o más importante, TODOS son colaboradores, meros servidores del Señor, todos tienen parte en la obra de acuerdo con lo que Dios puso en cada uno de ellos para dar, pero el CRECIMIENTO lo da Dios, no el crecimiento del rebaño, es decir, la añadidura de creyentes a la iglesia, Pablo se refiere al crecimiento de CADA UNO como edificio de Dios que es (3:9).

Si, cada uno de nosotros es como un edificio de Dios, en conjunto somos una ciudadela de hermanos en la fe. Como edificio y como ciudadela tenemos un ÚNICO fundamento, el cimiento de cada edificio es el mismo para todos, se llama Cristo, lo que nos pone en igualdad de condiciones para iniciar la obra, el resto de la edificación corre por nuestra cuenta, es algo absolutamente PERSONAL, por lo que Pablo nos dice: “pero CADA UNO mire cómo sobreedifica.” (3:10). En conclusión, parafraseando lo que dice Pablo sería: hermanos dejen de preocuparse por temas carnales y ocúpense en lo realmente importante, pensar cómo se está edificando cada uno según el cimiento que se le ha dado para iniciar su obra.

Para nuestra obra tenemos dos opciones: escogemos los materiales que se deshacen o los que tienen la capacidad de resistir, y usted muy seguramente pensará, obviamente todos escogemos los mejores materiales, pero de ser así, no existiría esta carta que ahora tu y yo leemos como una exhortación.

Un día, vamos a tener una premiación, el Dueño del condominio va a recompensar aquellas obras que fueron construidas con los materiales resistentes, que perduran al ser sometidos al fuego, el encargado de revelar su verdadera calidad. El oro, la plata y las piedras preciosas son materiales resistentes al fuego, pero la madera, el heno y la hojarasca rápidamente serán consumidos y lo único que va a permanecer en nosotros, es el inicio de la obra, el cimiento que fue puesto.

Familia, ocupémonos en ser sobrios de espíritu, en edificarnos con lo necesario para darnos la suficiente fortaleza para resistir la prueba que revela el material del que estamos hechos, esto sólo lo logramos en intimidad, con la ayuda, guía y enseñanza del Espíritu de Dios cada día porque un momento de distracción o descanso espiritual puede desviarnos. Nuestro edificio tiene muchas habitaciones, que cada área de nuestra vida (emocional, sexual, familiar, laboral, financiera, social, etc.) sea edificada con materiales que resistan el fuego que revela la calidad de nuestra obra.

“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.” (1 Corintios 3:14)

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)    

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