El Amor en los Tiempos Actuales
Filipense 1: 15-18 RVR1960: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.  Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;  pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.  ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún”.

Siempre le doy gracias a Dios por el Padre terrenal que me regalo, es una bendición en mi vida, aunque no es perfecto, es que el Eterno eligió para mí y el que necesitaba. De él he aprendido tanto y tantas historias, que no acabaría. Pero de lo más impactante en mi vida hasta la fecha, ha sido cuando me enseñó la motivación en su corazón para levantarse día a día; me contó que desde la edad de 24 años que juro vivir en post de salvar vidas; eso se convirtió en la razón por la que se levanta.

A pesar de que, el año pasado se pensiono sigue trabajando como el primer día, porque esa es su pasión. La única diferencia desde el día que se pensionó es que ahora llega a trabajar una hora más tarde; pero, aunque quisiéramos que descansara un poco más y se dedicara a otras actividades, ya todos en casa nos resignamos a que eso no pasará.

Les cuento todo esto, porque mientras leía una porción de la escritura que nos corresponde para el día de hoy pensé en las motivaciones de nuestros corazones para vivir, para levantarnos cada día y en especial, para servir en la obra de Cristo.

La palabra dice: “algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.  Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;  pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún

Pensaba con plena sinceridad y honestidad: ¿por qué oro a diario?, ¿por qué ayuno?, ¿por qué sirvo a Dios?, ¿por qué?, ¿quiero que Dios me bendiga con algo?, ¿lo hago porque lo amo?, ¿por necesidad o por interés?, ¿me nace del corazón?, ¿lo hago por temor a ser disciplinada?, ¿lo hago por religiosidad?, ¿lo hago por obligación?, ¿por el ejemplo de otros?, ¿por competencia?, ¿por qué hace parte de mi ADN?, ¿por qué es mi deleite? Creo que cada uno nosotros tiene una íntima respuesta, pero esta palabra de Pablo a la iglesia me hizo pensar en eso detenidamente: ¿qué me hace hacer lo que hago para Dios y en cada área de mi vida?

En todo lo que hemos recibido últimamente debo indicar que, sino es el AMOR lo que nos mueve, entonces debemos empezar a clamar para que la motivación profunda de nuestro corazón se transforme. Una obra que el Espíritu Santo de Dios puede hacer en nosotros mientras lo anhelemos.

Lo único que le permitió a Jesús morir tan dolorosamente en la cruz, fue el AMOR por la humanidad; el AMOR por usted y por mí. El AMOR por los afligidos, necesitados y por nosotros los pecadores. Es lo que hace la diferencia, es lo que mueve cualquier piedra de su lugar; es lo que abre y cierra puertas.

Sigo orando por un bautismo sobre nosotros del Amor de CRISTO, que lo anhelemos y que lo busquemos. ¡En el nombre de nuestro salvador Jesús, Amén!
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (TAS)
#MimetaesCompartir

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