Nuestro Padre celestial es incisivo en profundizar en nuestros fundamentos como sus hijos, podríamos decir uno de ellos que es la fe y si es cierto; pero en esta escritura nos habla de una base irrefutable para nosotros como siervos: EL AMOR. Pero no estamos hablando del sentimiento idílico, el televisivo, el del cine o el que nos encanta en las redes sociales; la escritura confronta a hombres y mujeres, aquellos que están dando fruto en abundancia en todo, que; además, han obedecido la palabra de Dios.
Pero hay un tema que hay que recordar fundamentalmente como creyentes y del que Pablo nos invita a no olvidar, el amor entre nosotros y nuestras obras es primordial; no es negociable para nuestro creador.
En los años que llevo en mi servicio a Dios, puedo testificar que las pequeñas obras con amor son más gratificantes y maravillosas que aquellas que creemos grandes o extraordinarias, pero que las hacemos de manera sistemática, por obligación, por necesidad, conveniencia o adulación. En ese caso, es preferible solo AMAR; es tan simple como un abrazo reparador con verdadero amor en Cristo que grandes actos que parecen misericordiosos, pero que en realidad los hacemos para ser aceptados, amados o vanagloriados.
No se trata de la cantidad, se trata del corazón que hay para servir. No es cuánto tiempo, es tiempo de calidad, es tiempo en verdadero amor. No es para cumplir, es para amar al prójimo; no es para ser adulados, es para que Jehová sonría, porque él es el centro; el Único importante en esta ecuación.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (TAS)
#MimetaesCompartir
Leave a Reply