El Arca está en su lugar

1 Crónicas 16:7-12: Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos: Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente. Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca”.

Este pasaje es la réplica exacta del Salmo 105, lo que inevitablemente debe llevarnos a pensar que si está dos veces en la biblia, es realmente importante cantar salmos en acción de gracias a Dios.

Con esto en mente, pensemos en el contexto del pasaje. Este fue el salmo que proclamó David junto a Asaf y sus hermanos luego de haber puesto el arca de Dios en su lugar. No es coincidencia el llamado a poner en orden nuestra vida, lo cual implica poner al Señor en su lugar, en el primer lugar en nuestra vida. Cuando Dios ocupa su lugar en nuestra vida solo podemos enaltecer su Nombre en todo tiempo, pues es él nuestro único motivo de gozo y exaltación.

Esta debió ser una fiesta realmente solemne y majestuosa. Si leemos el libro de Crónicas antes de estos versículos, nos encontraremos con una serie de eventos desafortunados en razón a que David quiso llevar el arca de Dios de las maneras equivocadas, llevado de su parecer y lejos de la voluntad del Padre. No es distinto en nuestro caso. ¿Cuántas veces hemos intentado agradar el Señor de las formas que nuestro intelecto cree conveniente, sin pensar en aquello que realmente alegra su corazón?

La postración total y un corazón transformado y dispuesto tiene mucho más valor para el Padre que acciones repetidas, que ante los ojos de muchos pueden parecer realmente buenas, pero que en realidad son obras vacías porque no están sujetas a Cristo. Ahora, no está mal hacer diferentes actividades que sabemos que son provechosas en el reino, lo realmente valioso es que esas acciones sean el fruto de la fe real y un corazón humillado a los pies de Jesús.

Este salmo es una invitación a exaltar a Dios en total plenitud y a buscarle permanentemente al tiempo que nos ordena a hablar de sus maravillas y prodigios, esto es que el interés del Señor es prepararnos, llevarnos a una rendición total y allí, entronado en su lugar, movernos a proclamar sus obras para que así, como nosotros, cada vez más personas conozcan de su amor y poder.

Estamos viviendo tiempos determinantes y debemos tomar una decisión: nos quedamos contemplando al Señor exclusivamente o en actitud de agradecimiento y postración obedecemos y nos disponemos a ser pregoneros de sus obras, maravillas, milagros y poder.

Una vez el Señor toma su lugar en nuestra vida, somos vasijas útiles para el reino. ¡Que cada día de nuestra vida sea por testimonio de la grandeza de Dios!

Devocionales Refúgiate en su palabra, Casa de Refugio (DS)

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