Recuerdan aquellas caricaturas animadas donde un ángel y un demonio se asentaban cada uno sobre los hombros de un personaje intentando convencerlo de hacer el bien o el mal, sé que muchos recuerdan y sonríen; recuerdo también y con especial agrado un capítulo donde el aconsejado se cansa del engaño del demonio y lo lanza lejos de un golpe; dejándose llevar entre verdes y florecidas praderas por el buen consejero que lo guiaba hacia una luz, una luz incandescente.
El ser humano fue hecho bueno por el Padre Celestial, pero engañado por el enemigo, Adán decidió aceptar el mal consejo y ya conocemos el resultado: la caída de la humanidad. Gracias damos a nuestro Señor Jesucristo por la cruz del calvario, aquella donde fuimos perdonados, limpiados y restaurados, de tal manera que ahora la mente de Cristo habita en nosotros, sin que podamos tener excusa alguna para persistir en la maldad o para negarnos a vivir de manera excelente, tal como lo enseña Santiago 4:17 RVR1960, “Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”
Una vez recibimos al Señor Jesús, el Espíritu Santo que habita en nosotros nos ha dado la capacidad de discernir entre el bien y el mal, lo bueno de lo malo; lo que me lleva a concluir que cuando un Creyente se aparta de lo bueno, es porque ha decidido, así sea de manera subconsciente, desobedecer el buen consejo de Dios en su palabra. Lo anterior, toda vez que la ley de Dios está grabada en cada uno de nuestros corazones, pues Jeremías 31:33 dice: “porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el Señor—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.
Por tanto, Iglesia, cuando como creyentes dejamos de hacer lo que nos corresponde, realmente estamos haciendo maldad, ocultamos nuestros actos y pretensiones, murmuramos, nos escondemos del rostro de Dios, tal como lo hizo Adán al pecar. Hermanos, hagamos un alto consiente en el camino, preguntémosle al Señor nuestro Dios si estamos haciendo lo bueno en nuestra vida, pidámosle que reafirme su buen consejo en el corazón y redireccione nuestro camino; leamos las escrituras, es ese el manual que define los parámetros que debemos seguir para salir de toda confusión y alcanzar la luz, no debemos olvidar que el enemigo se muestra como oveja y después despliega sus afilados colmillos, él es el príncipe del engaño, que siempre pretenderá hacer ver lo malo como bueno. 2 Corintios 11-14 “ Y esto no es nada raro, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz”
Señor, permítenos hacer ese viaje interior a la obediencia perfecta, danos la humildad para aceptar que a pesar de conocer que es lo bueno, no lo hacemos con frecuencia, ayúdanos a fluir en libertad en el buen consejo de tu palabra, a fin de poder experimentar tu gloria, danos oídos para escuchar y aplicar tus mandamientos siempre, a hacer el bien sin excusas, a optar por las decisiones que glorifiquen tu nombre. Te lo pedimos Señor.
Devocionales de Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (FJCG)
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