El Camino de Dios
Deuteronomio 5: 1 RV1960: “Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.”.
 
En este mundo cosechamos de lo que sembramos, si sembramos amor cosecharemos amor y lo mismo sucede si sembramos odio o cualquier tipo de maldad. Cuando Jesús enseñaba a las multitudes a través de parábolas decía: “el que tenga oídos para oír, que oiga”, señalando que no todo el que oye está realmente prestando atención y dando a entender que siempre tenemos una elección frente a su palabra: obedecerla o ser indiferentes a ella.
 
La ley dada a través Moisés es clara y bien explicada, no tenemos cómo excusarnos una vez su palabra ha llegado a nuestro oído, no hay lugar a un “no sabía o no me dijeron”. El profeta Oseas nos enseña que el pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento (Oseas 4:6).
 
Cada persona que empieza su peregrinaje por la vida en Cristo desea conocerle más, y el camino que incentiva nuestra fe y conocimiento de él está en su palabra, en sus mandatos; no es posible obedecer algo que no conocemos. El pasaje de hoy nos permite entender que Dios está llamando nuestra atención para decirnos algo importante, algo que no sólo merece nuestra vigilancia sino también acciones contundentes, por eso no sólo nos dice “oye”, sino “aprende”, y no se trata de recitar palabras sin sentido, sino llevarlas a nuestro corazón y vivirlas, por eso dice guarda”, es más fácil obedecer algo cuando lo entendemos y lo tenemos presente en nuestra mente y corazón porque meditamos en ello continuamente, lo que nos ayuda a recordarlo. Al guardar la palabra en nuestro corazón sus preceptos nos ayudan a actuar dirigidos por él y así “practicarlos”, ponerlos por obra; es la única forma de vivir en la santidad a la que Dios nos llama. Luego, el Señor nos dice: “enseñar”. Estamos en este mundo para vivir en comunidad y estos mandatos nos facilitan estas relaciones.
 
Cuando oímos la palabra de Dios debemos aprenderla; y lo aprendido tenemos que ponerlo en práctica, porque ese es el propósito, entenderla, para después enseñarla; no llenar nuestra cabeza de ideas o nuestra boca de palabras, sino dirigir nuestra vida y nuestra conducta a una vida lo más parecida a la vivida por Jesús.
 
De todo lo que nos sucede en la vida podemos sacar una enseñanza, “dicen que uno no aprende de los errores de otros sino hasta que se viven en carne propia”. Dios nos regaló el libre albedrio, para tomar nuestras propias decisiones, pero también se hizo Hombre y nos dejó un ejemplo de vida obediente en Cristo; su vida partió la historia en dos A.C. y D.C. Es nuestra decisión cómo queremos vivir la vida, de pasada, o por el contrario, impactando a los que nos rodean positivamente.
 
Para finalizar, quiero dejar en sus corazones los últimos versos de este capítulo que tienen una promesa para aquellos que deciden obedecer: Deuteronomio 5: 32-33 RV1960: “Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer”.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (PG)
#mimetaesenseñar

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