El Cincel de la Autoridad
Romanos 13:1-2 RVR1960: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.”
 
La Palabra de Dios hoy nos habla de autoridad en todos los campos de nuestra vida y tengo que ser sincera, este es un tema que me exhorta y con el cual lucho en mi vida. En la iglesia nos han hablado de que conforme es nuestra relación con la autoridad terrenal, es nuestra relación con la autoridad celestial; por ejemplo, aquellos que saben acatar la autoridad como la de los padres, que solo con una mirada pueden corregir, les es más fácil relacionarse con la autoridad de Dios y entender lo que nos hablan estos versículos de hoy. Lo cierto es que, estemos o no en comunión con la autoridad en general, debemos someternos a todas aquellas que Dios ha establecido, los padres, los gobernantes, los líderes espirituales, los jefes, etc., porque no hacerlo, es actuar con necedad y rebeldía.
 
Como país, estamos viviendo un momento clave por los gobernantes que tenemos, pero hoy el llamado que Dios me hace es a no entrar en controversias sin sentido y ejercer la autoridad que me ha sido dada orando por ellos, por su salvación, por arrepentimiento y, sobre todo, porque sus corazones sean tocados por el Espíritu Santo y tengan temor de Dios al tomar cualquier decisión que pretenda afectarnos como nación.
 
Pero ¿en qué nos beneficia someternos a dichas autoridades? Algunos piensan que la autoridad les roba libertad, sin embargo, todos necesitamos someternos a alguna autoridad porque tenemos deficiencias en nuestro carácter que necesitan ser perfeccionadas. Dios usa a los que están en autoridad para hacerlo. 
 
Nuestras autoridades son como un cincel en las manos de Dios, son una herramienta con la que el Señor nos pule, nos forma, nos quebranta, quitando las asperezas y enderezando nuestro camino. En otras palabras, somos como una escultura que el Señor está haciendo, en donde el cincel es la persona con autoridad, Dios tiene en sus manos el martillo y es quien ejerce la presión para moldearnos.
 
Por eso como dice la carta de Romanos, “quien se opone a la autoridad es como si resistiera a Dios mismo”. Con esto afirmamos que Dios está interesado en hacer nuestro carácter como el del Señor Jesucristo. ¿A caso Jesús no se sometió a sus Padres terrenales?, si te das cuenta, Dios nunca nos deja sin una autoridad, él nunca nos deja solos y esto lo hace para continuar puliendo esos detalles de nuestro carácter que necesitan ser cambiados para su propósito, porque quien empezó la buena obra será fiel en perfeccionarla.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (PG)

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