A pesar de que esta es una oración que nace en la intimidad del rey David con Dios, luego de recibir la visita del profeta Natán para hacerle recapacitar y entrar en razón por su pecado. El inicio del salmo nos dice que es para el músico principal o director, lo que significa que su finalidad era ser un escrito público, en el cual el pueblo, y nosotros hoy, debemos meditar y aprender una lección importante para toda la vida.
Una de las características que más llama mi atención de la vida espiritual de David, es que él entendió el invaluable e incomparable tesoro de habitar en la presencia de Dios, por eso su relación con él era algo fundamental en su vida. En esa intimidad recibió la sabiduría, las estrategias, la restauración, la fortaleza, el gozo, pero sobre todo algo esencial para relacionarse con el Señor, la conciencia de su pecado.
Es a través de la conciencia de nuestro pecado, de verlo como es, algo abominable, que Dios detesta; que el rey entiende que el pecado debe ocasionar dolor en el alma; dolor que me lleva a comprender que este abre una brecha entre Dios y nosotros, por tanto me urge hallar el camino que me lleva a encontrar su perdón, un camino abierto por el carácter misericordioso de Dios, por eso David inicia diciendo: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia”.
“El perdón del pecado siempre ha de ser un acto de pura misericordia, y por tanto es a este atributo que ha de dirigirse el pecador despertado.” (C.H.S)
Es por la misericordia de Dios que no hemos sido consumidos, es por eso por lo que su misericordia se renueva cada mañana, por la multitud de nuestros pecados; porque para aplicar perdón se requiere misericordia. Saben, mi corazón estuvo durante años preso por no tener la capacidad de perdonar a aquellos que destruyeron mi familia. Durante un tiempo de consagración, me sumergí en la presencia de Dios para obtener respuestas, conocer y entender el propósito de mi vida, y Dios me dijo una palabra: misericordia. Yo esperaba cualquier otra, pero él me repetía: misericordia; recuerdo que me dijo, ¡pregúntame! ¿porqué misericordia?, lo hice y él me respondió, misericordia con aquellos que no has podido perdonar, si no sientes misericordia por ellos, ¡no podrás!, así como he tenido misericordia de ti, tu perdón nace en la misericordia que tengas por ellos.
Entonces, si tu meta y mi meta es perdonar, no terminemos este mes, este año sin entender que de gracia recibimos y de gracia damos, gratuitamente. Desde la misericordia que obtuvimos, damos perdón a otros, es desde la misericordia que nace, se despierta nuestra capacidad de perdonar.
¿Por quién te está llamando Dios hoy a tener misericordia?, ¿éramos dignos de la misericordia del Señor?, ¿no verdad?, por eso mismo desde este llamado a la misericordia somos exhortados a perdonar.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (KMR)
#MimetaesPerdonar
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