“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” MATEO 18:18-19 RVR1960
Este es uno de los pasajes de la Biblia que más amo, la sencillez con la que Jesús explica una verdad tan profunda y la capacidad que tiene tal enseñanza de plantearme un sin número de incógnitas que azotan mi mente, preguntas tales como: ¿Qué habrá querido decir Jesús con eso de atar y desatar? ¿Sería que estaba disgusto Él cuando nos dice: “Otra vez os digo?”, o ¿Cuál será la distancia entre el cielo y la tierra? entre muchos otros cuestionamientos que el Señor me ha ido con amor esclareciendo.
En tal proceso de recibir respuestas por parte del Padre, encontramos que el verbo atar, es la acción de unir dos extremos de cuerdas, inmovilizando, impidiendo, trabando, sujetando y dificultando; estrechando el movimiento tal como sucede con el pie atado al zapato. Lo que me lleva a concluir que mediante la oración tenemos el poder de sujetarnos al Padre Celestial o de limitar su propósito en nuestras vidas si nos atamos a lo inconveniente, siendo esta la razón por la cual muchas veces no recibimos lo que pedimos y anhelamos. Pero por el contrario, si permitimos el fluir libre del Espíritu Santo en nuestras vidas haciendo llamados al cielo a través de la oración, atando y desatando asuntos que nos desapeguen de la carne, el llamado viajará mucho más allá de la estrechez de la tierra, respondiendo así el Señor a la pregunta ¿Cuál será la distancia entre el cielo y la tierra? Puesto que la distancia real es una oración poderosa que con ímpetu adhiera, sujete la realidad terrenal a la perfecta voluntad de Dios en los cielos.
El extraordinario poder de la oración mediante una relación íntima con Dios, permite al Espíritu Santo entrar a nuestras vidas acortando la distancia que nos separa de aquello que fue preparado para nosotros, y que responde a los profundos anhelos de nuestro ser; pero hay más: Mateo 18-19 RVR1960 dice: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” se revela entonces que la verdadera fortaleza de la oración está en robustecerla con el “acuerdo”; pues se trata de ponerse de acuerdo con Dios, con su palabra y con nuestros hermanos. He aquí un llamado hermoso del Señor Jesús a la unidad, afirmando que si esta fusión de clamores ocurre, tal como lo hacemos en nuestro “clamor al amanecer – CdR” de cada viernes , la distancia que separa el cielo de la tierra prácticamente desaparecería llevándonos a vivir en este plano físico, el majestuoso deleite que se experimenta cuando la presencia del Espíritu Santo toma el control; “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” Mateo 18-20 RVR1960.
Padre, quiero darte gracias Señor por ayudarme a comprender el verdadero valor de la oración en acuerdo, la oración asertiva que toma fuerza en lo colectivo y que acorta el espacio entre el cielo y la tierra, entre Tú y nosotros: Permíteme Señor vivir situaciones que permitan enamorarme más de Tí y al tiempo inspirar a otros para que también lo puedan lograr, y así glorificarte siempre.” Amén, amén y amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (FJCG)
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