2 Timoteo 2:6 RVR1960: «El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.»
El capítulo 2 de 2ª Timoteo es una carta del apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, en la que le da instrucciones sobre cómo ser un líder fiel y fortalecerse en el ministerio. Pablo utiliza varias metáforas para resaltar la importancia de la perseverancia, la integridad y el sufrimiento en la vida cristiana; en especial en el versículo 6 resalta la importancia del esfuerzo y la paciencia. Usa la figura del agricultor para reflejar la realidad de que antes de disfrutar de una cosecha abundante, es necesario sembrar, cuidar y trabajar la tierra con dedicación.
Mi año como médico rural, lo realicé en un municipio de Córdoba llamado Valencia, ahí pude conocer como es la vida de un campesino. Su horario de trabajo iniciaba sobre las 4:30 a.m. hasta las 11:00 a.m., se detienen sobre esa hora por el inclemente sol de medio día. Debian trabajar fuertemente cada día para arar, sembrar, regar la tierra y posteriormente cuidar el cultivo. Ellos me explicaban que habían meses donde no se podía cosechar, sino esperar a que la tierra se restableciera de la cosecha previa, y en otros donde tocaba trabajar más arduo para aprovechar su fertilidad.
Hace varios años pensaba que solo necesitaba creer para tener a Dios en mi vida, y aunque no estaba tan lejos de la realidad: «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» (Romanos 10:9). No llevaba una vida conforme a como el quería que la viviera, hacia cosas basadas en mis verdades, tenía una creencia a medias, ¡vivía por lo que escuchaba!
Este versículo nos muestra una verdad simple pero poderosa: para disfrutar de los frutos, primero hay que trabajar. Al compararnos con un agricultor, nos recuerda que en la vida cristiana, el crecimiento y las recompensas espirituales vienen tras un proceso de esfuerzo y dedicación. Como el agricultor que siembra, riega y cuida sus cultivos con paciencia, así también nosotros debemos cultivar nuestra fe y nuestro servicio a Dios.
Es posible que en algunos momentos puedas sentir que todo tu esfuerzo parece no dar resultados inmediatos. Tal vez has estado orando por un sueño o meta que llevas tiempo sembrando, sirviendo en la iglesia o compartiendo el evangelio, y aún no ves el resultado que esperabas (aclaro que nuestra fe no es por obras) . La clave está en confiar en el proceso de Dios. No debemos desanimarnos si los resultados no son instantáneos. El crecimiento espiritual, personal o ministerial a veces suele ser lento, pero cada paso cuenta. Dios nos llama a ser diligentes y fieles en lo que Él nos ha encomendado.
Dios nos invita a ser «labradores» (agricultores) en Su obra. Debemos trabajar con esfuerzo y dedicación, estudiando cada día su palabra y conociendo más de él, pero sobre todo confiando en que, al igual que un agricultor, veremos los frutos a su debido tiempo.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio, KGD
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